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¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Isola Comacina se encuentra a poca distancia de la orilla occidental del lago de Como, entre Sala Comacina y Ossuccio, en el municipio de Tremezzina. Es la única isla del lago de Como, tiene forma alargada y una superficie de unas 7 hectáreas en estado mayoritariamente natural: la parte exterior, soleada, son prados y olivares; la parte interior, en penumbra, son bosques. La distancia a la costa es mínima en los extremos y máxima en el punto intermedio: la isla forma así una franja de agua bien protegida, de hecho un puerto natural. Por este motivo, la isla ya se convirtió en una fortaleza militar en la época romana, permitiendo el control de las comunicaciones por tierra y por agua a lo largo de la ruta del lago de Como.
Por qué es especial
La isla tieneuna historia ficticia, que se remonta en el tiempo a la refundación de Como por Julio César en el 59 a.C. Tras la caída del imperio, fue uno de los últimos bastiones de los bizantinos, conquistado tras un largo asedio por los lombardos. Se convirtió en la sede de una verdadera ciudad, que sólo cedió ante las fuerzas del emperador Federico Barbarroja, que la arrasó en 1169. Sus ruinas no resurgieron hasta principios del siglo XX, cuando se convirtió en uno de los yacimientos arqueológicos medievales más importantes de Lombardía.
Para no perderse
Los acontecimientos históricos de la isla son el tema principal de la Sagra di San Giovanni, que se celebra el fin de semana del 24 de junio: el sábado por la noche, se recrea el asedio de la isla por Barbarroja con un espectáculo de fuegos artificiales que termina con el aparente incendio de la isla; el domingo, en cambio, tiene lugar una procesión de disfraces en embarcaciones tradicionales larianas, que termina con una celebración religiosa en las ruinas de la basílica de Sant'Eufemia.
Un poco de historia
Colonizada por los romanos, la isla se convirtió en protagonista de una gran historia en 1169, cuando fue escenario del asedio del emperador Federico Barbarroja, que arrasó todos los edificios, incluidas las cuatro iglesias que allí se levantaban. Deshabitada durante siglos, la isla sólo era frecuentada por quienes cultivaban sus laderas en terrazas con vides y olivos. Las ruinas medievales volvieron a salir a la luz a principios del siglo XX, convirtiendo la isla en una de las atracciones turísticas del lago de Como, que entretanto se había convertido en un destino turístico internacional, especialmente favorecido por los viajeros británicos.
Curiosidades
En 1919, el último propietario donó la isla al Rey de Bélgica, por una deuda de gratitud acumulada durante la Primera Guerra Mundial. Al año siguiente, el soberano confió la isla a la Academia de Brera para convertirla en un lugar de encuentro e inspiración artística. Para cumplir este compromiso, en la década de 1930 se construyeron tres pequeñas villas, diseñadas por el arquitecto racionalista Pietro Lingeri, que aún se utilizan para acoger a artistas internacionales.
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