Vuelta a Monviso - Día 3

El refugio del Club Alpin Français se encuentra al pie de la cara oeste del Monviso. Vista desde este lado, la montaña tiene un perfil poderoso, pero menos lírico que la cara italiana. Los amigos franceses que hicimos durante el petit déjeuner no están nada de acuerdo, pero ya se sabe cómo son nuestros primos transalpinos.

El plan es descender un tramo por el valle del Guil y luego ganar el puerto que nos llevará de vuelta a Italia. La impresión es que ya estamos de vuelta y quizá por eso en un puerto intermedio nos asalta una idea malsana: "¿Y si hacemos este tres mil? La cima que nos tienta es el monte Losetta, 3054 metros para ser exactos, que podríamos haber alcanzado con un pequeño desvío, puesto que ya superábamos los 2800 metros.

Dicho y hecho y nos encontramos en el sendero que asciende por una fácil cresta rocosa. En el dialecto occitano de estos valles, el término "losa" indica el tipo de roca que se desmorona en losas, y de hecho se tiene la impresión de avanzar por el borde de una enorme rebanada de milhojas.

A nuestra manera, en la cima del monte Losetta (m 3054), en la línea divisoria entre Italia y Francia.

Alcanzada la cima sin especial heroísmo, disfrutamos de la conquista tumbados al sol sobre una losa inclinada. La cruz metálica de la cima tiene un libro de cuentas y hacemos oficial la hazaña, que al menos podremos contar a nuestros nietos. El paisaje es impresionante porque el Losetta es sólo una prominencia de la cresta que va de oeste a este, guiando la mirada hacia la cumbre del Monviso. Llegar hasta allí no fue gran cosa, pero ahora que miramos a nuestro alrededor sentimos cierto vértigo.

Un joven ejemplar de águila real, reconocible por las partes aún pálidas de su plumaje

Embriagados por la ascensión, el resto del día transcurre como si ya fuéramos dueños de aquellos valles. Divisamos un águila real, formidable, pero por un momento esperamos que se trate de un quebrantahuesos, el legendario buitre de los corderos, que desde hace unos años vuelve a sobrevolar los Alpes. Cruzamos la divisoria de aguas en el Col de Vallant, altitud 2815, y empezamos a descender por el valle que acaba conectando con Val Varaita. Avanzamos por un sendero medio empinado que en un momento dado nos abre la vista a un pequeño lago, en cuyo borde divisamos a continuación nuestro destino, el refugio de Vallanta, altitud 2450.