SHARRYLAND
En Checchino's, el santuario de la cocina romana
Fundada en 1887, es una de las atracciones del barrio romano de Testaccio.
¿Dónde está?
Hay algunos establecimientos históricos tan evocadores que se convierten en museos de sí mismos. Es sin duda el caso de este restaurante, activo desde 1887, cuando era una taberna con cocina, frecuentada por los trabajadores del barrio de Testaccio, muy popular en la época. Pero hay más, porque Checchino no es un restaurante de ambiente vintage, como tantos otros se empeñan en ser, es sencillamente auténtico, desde el mobiliario hasta la cocina de estricta y exclusiva tradición capitolina.
Los platos de Checchino
Sentarse a las mesas de Checchino significa poder degustar los platos que han hecho famosa la cocina romana en su correcta ejecución, como los bucatini alla gricia (una versión arcaica de la amatriciana), o los rigatoni con la pajata, desconcertantes por el uso de despojos de cordero pero tan sabrosos que se eliminan todas las reservas. Recorriendo la carta, de hecho, saltan a la vista varios platos que utilizan cortes del "quinto cuarto" (callos, coratella, zampetti), pero hay una explicación...
El quinto cuarto
Checchino tiene un plato simbólico, que es un homenaje a los que eran sus clientes más habituales, los llamados 'vaccinari', es decir, los trabajadores del matadero de al lado, que recibían parte de su paga diaria en especie: carne barata, por supuesto, que entregaban in situ al tabernero para que los cocinara. Así nació la "coda alla vaccinara", un guiso de ternera inconfundible por la consistencia de la carne y el aroma del "sellero", el apio, que suaviza su sabor.
Platos de Buon Ricordo
Checchino forma parte de la Asociación Buon Ricordo, que debe su nombre a la costumbre de sus restaurantes de obsequiar a los clientes con un artístico plato de cerámica que representa la especialidad del restaurante. A lo largo de los años, se han servido aquí diversas especialidades capitolinas: coda alla vaccinara; abbacchio alla cacciatora; roulades de carne alla romana; y, por último, bue garofolato, un extraordinario plato de carne en salsa picante.
El Testaccio
El barrio toma su nombre del llamado Monte dei Cocci, en latín "testae", de ahí el nombre actual de Testaccio: un relieve artificial, que creció en época romana hasta alcanzar una altura de 70 metros debido a la acumulación de millones de ánforas rotas al final de su función en el cercano puerto sobre el Tíber. A lo largo de los siglos, esta masa se excavó para crear almacenes bien aislados de las fluctuaciones de temperatura y, por tanto, ideales para guardar el vino, lo que dio lugar a la apertura de tabernas que permitían su venta directa.
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