SHARRYLAND
Cortale - Alubias en todas las salsas
Leguminosas sin igual, cultivadas en las laderas de la sierra calabresa bajo la influencia de dos mares
¿Dónde está?
De los invernaderos calabreses, productos sin igual
Vocación es un término que no sólo se utiliza en el ámbito espiritual. Es frecuente leer, por ejemplo, de una zona con vocación olivarera, o vitícola, o de cualquier otro producto agrícola, cuando ofrece resultados de calidad claramente superior a la media. Consideremos el caso de Cortale, un municipio entre colinas y montañas a lo largo de ese corredor singular que conecta brevemente el mar Tirreno con el mar Jónico: suelos fértiles, abundancia de agua, brisas regulares y amplitud térmica considerable.
Legumbres de montaña y ¡qué montaña!
No es de extrañar, pues, que este municipio se enorgullezca históricamente de la producción de la legumbre más versátil, la judía, de la que los cultivadores locales han seleccionado a lo largo de los siglos nada menos que cinco variedades: Reginella blanca, Reginella amarilla, Cannellina blanca, Cocò amarillo y Cocò blanco. Su característica común es su piel delicada y su facilidad de cocción, pero cada una tiene una vocación culinaria específica: la judía que está en su mejor momento en una ensalada con un chorrito de aceite; la que combina perfectamente con las scilatelle, la tradicional pasta corta local; las que son perfectas para una sopa, la que las marida con setas de la Serre.
Un festival que mantiene viva una antigua costumbre
Por encima de todo, sin embargo, está la clásica fagiolata, que recuerda la imagen de la piñata de terracota colocada en el hogar. Un verdadero icono gastronómico, no por casualidad protagonista de una fiesta otoñal, sostenida por el puñado de productores y restauradores que, meritoriamente, bajo la bandera de Slow Food, han promovido el renacimiento de este producto tras un largo período de decadencia.