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Ambientes pintorescos: la pequeña iglesia de San Rocco
Unos pocos pasos conducen a un espacio atemporal: voces y recuerdos del pueblo silueteados contra el resplandeciente lago.
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Es una pequeña iglesia que se alza al borde del antiguo camino que conduce desde Limone, pasado el pequeño puerto, hacia Riva del Garda. Se vislumbra mirando hacia arriba, entre los viejos limoneros, con el telón de fondo de la muralla rocosa que protege el pueblo de los vientos de tramontana. Al principio se vislumbra el campanario, con su elegante aguja de cobre en forma de cebolla. Después, subiendo un corto tramo de escaleras, se descubre la sencilla fachada a dos aguas, abierta por un rosetón que da luz al interior. Por último, al llegar al minúsculo patio de la iglesia, la mirada se dirige al lago y uno queda encantado.
Por qué es especial
Por un momento, parece como si estuviéramos en una isla griega: la iglesia encalada, las chumberas y un agave que sobresalen de la cima, los verdes cipreses río arriba, la deslumbrante superficie del agua al sol de la mañana... Dos bancos de piedra sugieren el sentido de este espacio como lugar de encuentro vecinal, más allá de la devoción. Es un rincón recogido, tanto que al principio es fácil pasar de largo, pero luego uno se da cuenta de que esas escaleritas que se abren entre las alcaparras conducen hasta la iglesia.
Para no perderse
Se sube a San Rocco sobre todo para disfrutar del hermoso panorama, pero el interior de la pequeña iglesia también es un espectáculo impresionante: el punto focal es la Virgen con el Niño y los santos Roque y Sebastián que destaca en el altar. El fresco, de 1539, se atribuye a Martino da Gavardo, pintor bresciano de pincel decidido y realista, muy activo en el distrito de Garda; una pintura de clara fisonomía renacentista, a partir de la organización de la escena en un marco arquitectónico articulado.
Un poco de historia
La iglesia fue construida hacia finales del siglo XVI, al término de la epidemia de peste que asoló el Ducado de Milán en 1576-77. De ahí la dedicación a San Rocco, invocado como protector contra el contagio. La iglesia volvió a ser el centro de atención debido a los graves daños que sufrió durante la Primera Guerra Mundial. De hecho, el lago de Garda fue escenario de batallas que provocaron el bombardeo de las ciudades más importantes, entre ellas Limone: cañonazos de largo alcance, pero también bombas lanzadas desde dirigibles.
Curiosidades
En el hermoso retablo, es inmediato reconocer la figura de San Roque por los atributos que le son característicos en la iconografía sagrada: el muslo expuesto con la herida negra, signo inequívoco de la peste, y el atuendo de peregrino, gran manto y bastón, que hace referencia a su apostolado. También está el perrito que, según la leyenda, le llevaba una hogaza de pan al día durante su retiro a una cueva para recuperarse de una enfermedad. Muy popular, San Roque se celebra en pleno verano, el 16 de agosto, cerca de la Asunción.
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