Un paseo entre las iglesias del pueblo de Canzo

Un viaje a la espiritualidad de Canzo

Una de las mejores maneras de conocer el alma de un pueblo es visitar sus iglesias. Los lugares de culto suelen representar las dificultades, las esperanzas y la historia de una comunidad, y visitarlos nos permite entrar en contacto con las generaciones pasadas y presentes que han vivido en estos lugares. Cuando además las iglesias se encuentran en un pueblo como Canzo, inmerso en la belleza del Triángulo Lariano, este acercamiento se convierte en un hermoso paseo por el corazón del pueblo y por la naturaleza que lo rodea.

Partimos de la mayor, la Basílica de Santo Stefano, en el centro del pueblo. Desde la plaza principal, caminamos a través de intrincados callejones y callejuelas, cruzando finalmente el antiguo puentecillo sobre el arroyo Ravella para llegar a la pequeña plaza e iglesia de San Francesco. Desde aquí, el camino nos lleva a una pequeña capilla al borde de un hermoso prado: es la pequeña iglesia de San Michele. Por último, tomando el sendero geológico, llegamos a la ermita de San Miro al Monte.

En la plaza, entre sagrado y profano

Una curiosidad: frente a la plaza de la Basílica de Santo Stefano se encuentra la sede de la Società Operaia di Mutuo Soccorso (Sociedad Obrera de Socorros Mutuos), delante de la cual se ha plantado una morera (murùn), árbol símbolo de la tradición sedera de Brianza. A un lado de la gran plaza, se encuentra el antiguo pórtico del mercado, una elegante arcada de cinco arcos con portada y pilastras dobles, que conserva en el exterior los anillos utilizados para la feria de ganado de San Stevenin (San Esteban) el 27 de diciembre.