Su majestad el tortellino

Tortellini en el escaparate

Galeotto era... el ombligo

Cuenta la leyenda que esta pequeña joya de pasta amarilla, que encierra un sabroso relleno -una mezcla de carne, mortadela y jamón serrano-, se inspiró en el ombligo de una mujer. Por si hubiera alguna duda sobre la ciudad de origen, también existe una doble versión de la leyenda : el ombligo que sirvió de inspiración podría ser el de una noble o incluso el de Venus. Según la primera leyenda, una marquesa de viaje en el lejano 1200 se detuvo en la posada Corona de Castelfranco Emilia para descansar. El posadero, embelesado por la belleza de la joven, se asomó por el ojo de la cerradura a sus encantadoras facciones y quedó hipnotizado por la absoluta perfección de su ombligo, hasta el punto de que quiso homenajearla encerrando un relleno de carne dentro de un velo de hojaldre doblado sobre sí mismo y enrollado alrededor de su dedo meñique, para emular la forma del ombligo. En la segunda leyenda, los dioses Baco, Marte y Venus atraviesan Emilia. La posada y el posadero son los mismos, al igual que la ciudad: Castelfranco. Lo que cambia es la musa que el posadero admira a través del ojo de la cerradura: la diosa de la belleza, la mismísima Venus.

Tortellini en caldo

La receta es sagrada

A pesar de sus confusos orígenes, entre leyendas y reivindicaciones, la receta de los tortellini siempre se ha considerado una historia seria, tanto que en 1974 fue presentada ante la Cámara de Comercio de Bolonia por la "Dotta Confraternita del Tortellino". Paseando bajo los soportales del centro de Bolonia, es fácil verlos en los escaparates de las tiendas históricas. Y nosotros, ¿no queremos emularlos? Al fin y al cabo, para vivir la auténtica Bolonia, no se puede abandonar la ciudad sin haber comido un plato de tortellini en caldo o sin haber visto a un sfoglina (fabricante de pasta) elaborar estas pequeñas obras maestras con gran destreza y habilidad.