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Las noches de Val d'Intelvi
La noche ha envuelto Monte Generoso y la oscuridad y la tranquilidad reinan en todo el Val d'Intelvi. A pocos kilómetros de la frontera suiza, dos hombres se preparan para largas horas de vigilia. Ambos tienen una misión que cumplir antes del amanecer. El primero calza botas de montaña cubiertas de yute, lleva una pesada bolsa rectangular a la espalda y gotas de sudor manchan su frente a pesar del aire frío. Avanza a paso firme, pero se paraliza con cada crujido, espera con la respiración contenida, descifrando los ruidos en la oscuridad. Sólo cuando se siente seguro reanuda la marcha.
El segundo hombre yace en un catre de una pequeña construcción de piedra, medio estirado y envuelto en una manta de lana de oveja. Lleva una pesada chaqueta gris y sujeta contra el pecho un sombrero en el que destaca una llama amarilla. No parece alguien que quiera dormir y, de hecho, de la parte inferior de la manta brotan un par de botas reforzadas. Sus orejas se tensan al menor ruido y sus ojos escrutan la penumbra.
Si se encuentran, será una derrota para el primero. Tendrá que cortar la correa de su pesada bricolla, abandonarla y escapar de lo peor corriendo por el bosque. El segundo hombre conoce su deber, pero no será sin una pizca de miedo que saltará de su litera y saldrá en su persecución en la oscuridad.
Cuántas noches esos dos hombres, el burlanda y el sfrüsaduu, el financiero y el contrabandista, se han perseguido, esquivado, a menudo temido, en esas montañas. En el Piccolo Museo della Guardia di Finanza e del contrabbando podrá escuchar las historias de esas noches, y de esos años en los que el contrabando en la frontera suiza estaba a la orden del día.
El pueblo de Erbonne
Estamos en Erbonne, en el corazón del Val d'Intelvi. Este minúsculo pueblo de montaña, un puñado de casas a pocos metros de la frontera suiza, tiene una peculiar historia transfronteriza. Siempre ha sido geográficamente italiano, pero con un estatus jurídico y administrativo poco claro, al menos hasta mediados del siglo XX. De hecho, los derechos sobre las tierras y las granjas del pueblo pertenecían a una familia suiza de Scudellate, al otro lado de la frontera. Esto dio lugar a años de diatribas sobre el pago de impuestos por parte de los habitantes, y hasta después de la Segunda Guerra Mundial no se definió claramente el estatuto jurídico del pueblo. En la actualidad, los escasos habitantes de Erbonne, en su mayoría suizos, pagan impuestos en Italia y el pueblo es una aldea del Centro Valle Intelvi.
Contrabando
Sin embargo, lo que hizo famosa a Erbonne fue sobre todo su posición estratégica para el tráfico de contrabando desde Suiza, especialmente en el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los años setenta. El contrabando de productos esenciales como el café y el azúcar, pero sobre todo de cigarrillos, era tan intenso que en 1947 se construyó el pequeño cuartel de la Guardia di Finanza.
El pequeño cuartel
Desde entonces y durante los treinta años siguientes, el pueblo fue testigo de la presencia de numerosos financieros de toda Italia, que servían contra el contrabando día y noche, y con cualquier tiempo. El cuartel se cerró en 1977, pero gracias a la iniciativa de la Associazione Nazionale Finanzieri, esa fecha no coincidió con el final de su historia. La A.N.F.I. Sezione Alceo Salvini, quiso devolver a Valle Intelvi un testimonio vivo de uno de sus momentos importantes de la historia, restaurando y acondicionando el pequeño cuartel. La estructura, en estado de abandono hasta 2001, se transformó y al año siguiente nació el Pequeño Museo de la Guardia de Finanzas y Contrabando, bautizado como "Burlanda e Sfrüsaduu".
El Museo
Como por arte de magia, en el reducido espacio de las cuatro paredes del pequeño cuartel se abre ahora un inmenso mundo de recuerdos y memorabilia, reconstruido gracias a las aportaciones de, entre otros, el Museo Histórico de la Guardia di Finanza de Roma y la Guardia de Fronteras suiza. También son muchos los particulares que han contribuido a la riqueza del Pequeño Museo, sobre todo antiguos contrabandistas y ex financieros, testigos vivos y narradores de una historia ya lejana pero auténtica. En el museo encontramos numerosos objetos de época, desde el saco de dormir del financiero (que a menudo dormía a la intemperie), hasta las herramientas del contrabandista (la briqueta y la hoz para cortar las correas y facilitar su huida), pasando por el antiguo escudo de la Guardia Real de Finanzas o los uniformes de época, tanto italianos como de sus "colegas" suizos.
De símbolos y recuerdos
El Pequeño Museo no es sólo un tesoro de recuerdos, es un lugar auténtico, es especial porque vive a través de las personas que vistieron aquellos uniformes y durmieron en aquella litera, con un ojo abierto. Es el símbolo, para los que vivieron aquella época, de un apego al cuerpo de la Guardia di Finanza, que quizás hoy se ha perdido, o al menos, se ha convertido en otra cosa. En 2022 celebramos los 20 años de la inauguración del Pequeño Museo: es un motivo de orgullo para todos los que contribuyeron a su creación y de gran emoción para los que sirvieron en Erbonne y que redescubren un trozo de vida, que se ha convertido en patrimonio de todos.
Un agradecimiento especial a los protagonistas de esta historia, a quienes concibieron y reconstruyeron este lugar tan especial: Stefano Agnese, Gino Principessa, Angelo Serra, Pietro Vitelli, Guido D'Orazio, Ulderico Battista, Gabriele Lombardo y Piero Gammeri.
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