SHARRYLAND
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
En la provincia de Pesaro-Urbino, Serrungarina es un lugar fuera de la ruta turística habitual. La carretera que conduce al pueblo serpentea suavemente por las colinas de las Marcas y, a medida que se asciende, los edificios y las industrias dejan paso a extensiones de girasoles y campos de cultivo. Una vez allí, una escalera de ladrillo rojo, único acceso al pueblo, le conduce a un ambiente íntimo y familiar, entre las sonrisas acogedoras de sus habitantes y destellos inesperados.
Por qué es especial
Si visita el pueblo esperando encontrar monumentos especiales o largos senderos, probablemente se sentirá decepcionado. Perderse por las pocas callejuelas del pueblo, dejarse guiar por los olores que desprenden las viviendas, buscar los detalles escondidos entre las casas y dejar vagar la mirada por las extensiones y las colinas: ésta es la receta para apreciar plenamente Serrungarina.
Para no perderse
Serrungarina es la tierra de la Pera Angélica, una fruta única y apreciada que convierte a este pueblo en productor nacional. Cada año, el primer fin de semana de septiembre, se celebra la Fiesta de la Pera Angélica con degustaciones, espectáculos y puestos de artesanía: una ocasión especial para descubrir los sabores y las tradiciones de este lugar.
Un poco de historia
Serrungarina, antiguamente llamada Brisighella, fue fundada inicialmente como refugio durante el conflicto entre godos y griegos en el siglo VI. La fortaleza que aún hoy rodea el pueblo no se construyó hasta 1343, cuando la familia Malatesta se hizo cargo del pueblo. El nombre actual de Serrungarina también se remonta a este siglo, que parece derivar de un renombrado notario que vivía en aquella época: Ser' Ungaro degli Atti.
Curiosidades
Un viaje a estos lares no puede prescindir de una incursión en los sabores locales. Le propongo la receta de una exquisita mermelada de peras Angelica para degustar con pan o acompañada de requesón de oveja o queso caciotta de Urbino. Ponga un kilo de peras maduras (previamente peladas y cortadas en trozos) en una cacerola, rocíelas con el zumo de medio limón y añada 350 g de azúcar de caña, la ralladura del limón y 500 g de nueces troceadas. Cocer a fuego lento durante unas dos horas.
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