Sendero hacia el desfiladero de Gsieser

Qué es y dónde está

En el valle de Pusteria, desde Santa Maddalena (1400 m) subimos hasta la Forcella di Casies, en la frontera con Austria. Son 800 metros de exigente desnivel, unos 18 km y 5/6 horas de marcha.
La subida. Se parte del aparcamiento del fondo del valle, en Santa Maddalena, por una carretera asfaltada, en dirección este, a lo largo de la cual es posible encontrar refrescos y excelente comida en los dos refugios Messner Hütte (1660 m) y Kradofer Alm (1704 m) (el agua con menta o sirope de flor de saúco es excelente y saciante). Después de los refugios, la pendiente aumenta, al igual que el esfuerzo físico para continuar. Encontramos vacas que pastan en libertad, apaciblemente sobre la hierba con mirada aburrida y tranquila; más adelante, cabras con cuernos bien desarrollados, que te ignoran cuando pasas junto a ellas. Más adelante hay otra malga, la Oberbergalm (1975 m), donde se puede comer. Luego se entra en una zona rica en manantiales de agua muy fresca (los manantiales del arroyo Casies). Aquí podrá refrescarse para recuperarse de la subida. Un último esfuerzo y llegarás al Gsieser Törl (2205 m), el paso de la frontera austriaca. Te lo has ganado: túmbate en el suelo y disfruta del merecido descanso y del hermoso paisaje. Te recomendamos que pongas tu firma y tus horas de llegada y salida en el libro de la cima (muy útil para los rescatadores, en caso de necesidad).
Descenso. Se puede descender por donde se ha venido, pero yo recomiendo tomar el Almweg 2000, un sendero a media ladera, rodeado de exuberantes prados verdes llenos de mil tipos de flores que agradarán a la vista y al olfato. El sendero atraviesa zonas con nieve helada (aún presente en julio), con pequeños ascensos muy suaves que se alternan con agradables descensos, por una pista de tierra segura. Aquí tampoco faltan vacas y cabras pastando. A continuación se llega a un refugio alpino que actualmente no ofrece avituallamiento, el Weißbachalm (2112 m), y después del refugio se retoma una carretera asfaltada con varias curvas cerradas, que conduce al aparcamiento de Santa Magdalena, por el sendero nº 53.

Por qué es especial

Lo que hace especial a este lugar es la satisfacción de llegar a la frontera austriaca con las propias fuerzas y sudor, lo que da un sabor extra a la meta alcanzada. Además, los pastos alpinos son verdaderas joyas enclavadas en bosques silenciosos. Los caminos están transitados pero no abarrotados, y esta ruta permite estar completamente inmerso en la naturaleza y alejado de todo y de todos durante muchas horas. Eso sí, no está aislado: hay cobertura, aunque irregular, ¡y el móvil funciona!