SHARRYLAND
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Un conjunto de casas y edificios medievales, sin duda remodelados en épocas posteriores, se alinean ordenadamente a lo largo de la orilla izquierda del río Barbaira, formando lo que queda del asentamiento original. Más reciente y menos extensa es la parte situada al oeste del río, incluida la plaza central, conectada a la otra orilla por el puente medieval de la joroba, al comienzo de la ruta que conduce a los exploradores más exigentes por los escarpados senderos del valle del Barbaira, inmersos en el verde paisaje del Parco delle Alpi Liguri. Y sin embargo, a sólo 13 kilómetros del mar...
Por qué es especial
En realidad, el pequeño pueblo al pie de las montañas se encuentra entre dos cursos de agua: el arroyo Barbaira y el río Oggia. Y si esto puede hacerle pensar en un paraíso del barranquismo y el senderismo, sepa que hay mucho más. Por supuesto, el deporte es una forma moderna de vivir los cursos de agua, pero si se sienta en la plaza y escucha el sonido de los arroyos, queda clara la profunda relación de la ciudad con las aguas que fluyen tranquilamente hacia el mar. Lo entendemos por el complejo sistema de canalización que implica a todo el pueblo, creando un ecosistema sostenible.
Para no perderse
Quien nos explica todo el sistema hídrico del pueblo de forma totalmente genuina y sin tecnicismos es el Sr. Enrico, dentro de su museo de artesanía antigua "E Dubarìe", justo encima del arroyo Barbaira. "Hay dos canales principales", nos dice,"u beà, el canal de agua limpia, y una biareira sutana, el canal colgante que recoge el agua sucia". En definitiva, "una obra que hace honor a la laboriosidad e ingenio de nuestros antepasados, así como a su sensibilidad ecológica, para salvaguardar el patrimonio piscícola del arroyo, que en su momento fue rico en truchas y anguilas".
Un poco de historia
Fue la intuición del hombre, desde las antiguas poblaciones de los celtas de Liguria, la que supo utilizar este recurso fundamental para su sustento y su actividad agrícola, que a su vez permitía la producción de bienes que alimentaban el comercio y los intercambios con los países vecinos. Pues bien, esa dimensión agrícola sigue siendo fundamental incluso hoy en día, para la producción de aceite de oliva, floricultura y vinos especiales que se pueden degustar absolutamente, sentado en la plaza, en la paz de un pueblo que le espera.
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