SHARRYLAND
Pino, un pueblo que mira al mar
Verano o invierno, aquí habitan la paz y la belleza
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Borgata il Pino no es realmente una aldea, sino más bien un barrio que ha resistido el paso del tiempo. Il Pino se encuentra a cien metros sobre el nivel del mar, con vistas a la pequeña localidad de Varigotti, en la Riviera de Liguria occidental, y durante la temporada estival es el lugar perfecto para disfrutar de un momento de tranquilidad lejos de la costa. Durante el resto del año, sin embargo, es una parada perfecta en cualquier paseo vespertino.
Por qué es especial
El Pino se construyó como un lugar donde la gente pudiera convivir con la tierra, y es este estrecho vínculo con su tierra lo que lo hace especial. Ésta es probablemente una de las razones por las que Il Pino no necesita ser acariciado por un sol radiante para resultar fascinante: su verdadera belleza se aprecia en los días de invierno, cuando el mar está agitado: su posición estratégica permite observar cómo se comportan las corrientes y percibir el viento procedente de los Alpes occidentales.
Para no perderse
Il Pino es uno de los extremos del Sentiero dei Balconi sul Mare, un itinerario que conduce desde aquí hasta la iglesia de San Lorenzo di Varigotti en un caleidoscopio de vistas tan sobrecogedoras que fascinan a los viajeros tanto bajo los rayos del sol como bajo la típica luz velada del invierno.
Un poco de historia
El distrito surgió debido al abandono de las actividades portuarias en la cercana Bahía de los Sarracenos, lo que propició un crecimiento de la actividad agrícola entre los siglos VI y VII. Así fue como los habitantes de Pino comenzaron a cultivar la tierra mediante la técnica del aterrazamiento, típica de la zona de Finale. En particular, la zona es históricamente rica en olivares, hasta el punto de que aún se pueden encontrar a lo largo del sendero de los Balcones del Mar.
Curiosidad
La tranquilidad de este pequeño pueblo se te mete en el corazón y nunca lo abandona. Esto es lo que nos dice una señora, una vez convencida de que no se quedaría aquí mucho tiempo. "Todo lo que puedo decirle es que cuando me casé en 1982, a los 23 años, con mi marido de 53, nacido aquí.... pensé que me quedaría aquí unos meses.... Luego, empecé a apreciar los sonidos, los colores y los olores, amplificados por el silencio y la paz. Así eché "raíces", tuvimos 3 hijos, ahora, nietos.... En el umbral de la vejez (porque aún nos sentimos jóvenes) nos consideramos afortunados y disfrutamos del ritmo pausado de los días románticos, lejos de las multitudes."
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