Museo "E Dubarìe", revivir la historia en el presente

Para no perderse

"¡Venid conmigo!", exclama Enrico, marcando el camino. Tras pasar por la terraza al aire libre a los pies de la torre de piedra blanca, entre las herramientas de curtido y el antiguo mostrador del taller, llegamos a un barranco excavado en la roca, justo por encima del nivel del arroyo. "Yo mismo diseñé y fabriqué esta rueda retráctil de 18 cucharas de haya. Una reproducción muy fiel de la real". El agua, al golpear las cucharas, pone en movimiento la rueda, que transmite el movimiento a la piedra de molino de la sala superior.

Un poco de historia

"En 2015, adquirí estos espacios, que se habían convertido en un vertedero, para crear mi propio almacén, ya que vivo al lado. Durante la operación de salvamento, que fue toda mi responsabilidad, descubrí que todo el edificio había tenido su origen en una antigua curtiduría." A partir de ese momento, Enrico va más allá del proyecto de almacenamiento personal: su interés arqueológico se orienta hacia la valorización y la recuperación histórica. "Con el descubrimiento del molino de ritrecine, surge un pueblo dedicado a la artesanía local, incluso en tiempos anteriores a las tenerías". Un patrimonio recuperado y puesto a disposición de la comunidad gracias a un arduo trabajo que duró tres años.

Curiosidad

Enrico también es un pintor aficionado. En el museo hay una pequeña sala dedicada al compartimento del artesano artístico y, mientras subimos por la escalera que lleva al estudio, en lo alto de la torre, nos fijamos en una gran obra de arte que representa minuciosamente todo el valle de Barbaira. Nos fascinan los miles de colores y Enrico nos lo ilustra, contándonos extraordinarias anécdotas de su vida. Es la experiencia más vívida, profunda y enriquecedora de nuestro viaje por la Liguria occidental.