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Monselice y la Torre Cívica o del Reloj
Sólo hay que subir unos escalones para saludar a Martino y disfrutar del paisaje
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Monselice tiene un centro lleno de puntos de interés. La plaza donde se alza la torre cívica, por ejemplo, está situada a los pies del monte Rocca, y es la zona que se desarrolló en el siglo XIII. Es precisamente la plaza a la que también dan la logia del Monte di Pietà y, un poco más allá, el castillo Marcello Cini. La torre se encuentra a lo largo de las murallas del siglo XIV. Desde una altura de unos 28 metros, se erige como un guardián, pero sabe ser gentil, y ofrece a quienes consiguen alcanzar su cima una admirable vista de los alrededores.
Por qué es especial
Lo que caracteriza a la torre cívica de Monselice es un reloj notable. Es el único reloj antiguo que sigue funcionando con manivela y no con sistemas electrónicos. Esto significa que cada día un responsable tiene que subir los tres pisos de la torre para dar cuerda al mecanismo, que se activa por sus sistemas de pesas. También es uno de los pocos que marcan los cuartos de hora y no sólo las medias horas.
Imperdible
En la Edad Media, Monselice era un punto estratégico de defensa contra los diversos agresores del territorio de las Colinas Euganeas. Subiendo a la torre en un día despejado uno se identifica con los antiguos guardianes, intentando llevar la mirada lo más lejos posible, oteando los alrededores, jugando a reconocer los puntos estratégicos a defender. Antes de descender, sin embargo, conviene despertar del sueño y saludar cortésmente a las reinas del paisaje: los dos picos de Monte Castello y Monte Ricco, que se alzan muy juntos y cuyas construcciones se pueden distinguir, mientras que más lejos se divisan las carreteras y montañas hacia Baone y Este.
Un poco de historia
El origen de su construcción no es seguro, pero puede remontarse al siglo XIII, durante la ocupación de la fortaleza por Ezzelino da Romano, o bajo el control de la familia Dalla Scala. En el siglo XVI, la torre alcanzó su altura actual y en ella se colocó la campana que aún hoy suena. La torre superó las demoliciones de la época de los Habsburgo gracias a su función cívica, y también superó los diversos acontecimientos bélicos del siglo XX, llegando hasta nosotros intacta hasta sus mecanismos metálicos. El mérito se debe en parte a Vittorio Cini: ¡a su paciente mediación debemos que la campana no fuera fundida durante la Segunda Guerra Mundial!
Curiosidad
"Me llamo Martino y tengo un sonido tan melodioso que espero que Dios me lo conserve" es el deseo escrito en la campana en 1482. Pero la fecha del grabado y la de colocación de la campana en la torre no coinciden, por lo que este bronce sagrado no se hizo originalmente para la torre donde está ahora. ¿Cómo llegó hasta aquí? Lo explica una leyenda que se remonta a la guerra de Candia, cuando la comunidad de Monselice cedió por un buen precio el terreno sobre el que hoy se levanta la ciudad de Pozzonovo. El nuevo propietario está tan satisfecho con el trato que añade un regalo al pago: la campana Martino.
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