El camino de los canteros y el Cornon Sacellum

Panorama de Pove y del valle del Brenta

La Virgen de Cornon

El santuario de Cornon es un pequeño templo devocional que, con su volumetría clásica y regular y sus elegantes columnas, destaca en la naturaleza indómita y libre que lo rodea. Fue construido por canteros a principios del siglo XX y dedicado por ellos a la Virgen para proteger a la comunidad povesa. Uno de los momentos más sugestivos para visitarla es el 1 de mayo, al comienzo del mes dedicado a la Virgen, día en que se celebra la Santa Misa en el Cornon Sacellum.

A pesar de su pequeño tamaño, para los lugareños es un lugar de fuerte espiritualidad. Así lo atestigua una placa encontrada poco después del propio sacellum, que recuerda el valor y la perseverancia de Don Balasso: era el párroco del pueblo que, por aquel entonces debilitado por la enfermedad, había expresado el deseo de volver a visitar a la Virgen del Cornon. Entonces, algunos feligreses, equipados con un viejo trineo, subieron al párroco hasta el querido santuario. Un agradable recuerdo del espíritu de compartir, de altruismo y de humanidad que animaba a nuestras pequeñas comunidades.

Las canteras de Pove, entre pasado y presente

Siguiendo adelante, se llega al espolón de las canteras, una atalaya privilegiada sobre el territorio y la belleza circundante. Por poner un ejemplo, desde aquí la mirada puede extenderse hasta Bassano del Grappa, llegando a distinguir su Ponte Vecchio, pero puede vagar aún más lejos, hacia las llanuras y las colinas Berici, un auténtico espectáculo.

El camino hacia las canteras

Los canteros subían por este camino de herradura para llegar a la cantera, durante siglos el punto de apoyo de la economía de Pove del Grappa. Ya en el siglo XVI, el arquitecto Scamozzi elogiaba la cantidad y la calidad de las losas de mármol extraídas aquí, en Pove. De los distintos tipos, el que más caracteriza a este lugar es el "biancone", un mármol que debe su nombre a su color blanco o blanco marfil. La buena calidad del material se reflejaba en la habilidad de los artesanos locales: no en vano el trabajo de los canteros de Povesi es estimado en todo el mundo. Era un trabajo duro y peligroso, que les llevaba a extraer el biancone a gran altura y luego llevarlo al taller, donde era hábilmente trabajado. A finales del siglo XIX, sin embargo, la actividad minera entró en crisis: muchos canteros prefirieron irse a otros lugares, luego vinieron las guerras y el sector nunca se recuperó. Hoy en día, la cantera sigue siendo un monumento a los canteros y a su arte. No muy lejos, su antiguo refugio también evoca los ecos de aquel pasado laborioso y, junto con la cantera, ofrece al paseante atento la oportunidad de imaginar un lugar entonces impregnado de sudor y trabajo.