El reloj de sol de la basílica de San Petronio de Bolonia

Para no perderse

A pesar de todo, la estructura del suelo sería un fin en sí mismo si no fuera por la luz. Ésta penetra en la basílica a través del agujero gnómico del techo, formado por dos conos concéntricos, cuyo extremo está unido por una perforación de 27,1 mm de diámetro. Esta particular composición del agujero hace que se derrame sobre el suelo de San Petronio un espectáculo aún más increíble de la precisión y el tamaño de este reloj de sol. En efecto, el punto luminoso que marca el paso del tiempo no es un simple rayo de luz, sino la imagen del propio sol, aunque invertida, captada por el agujero que actúa como el obturador de una cámara oscura.

Un poco de historia

Nuestro reloj de sol data de 1655 (en realidad, ya se había rastreado otro casi 100 años antes) y es obra de Giovanni Domenico Cassini, que con sólo 25 años fue llamado a ocupar la cátedra de Astronomía de la Universidad de Bolonia y en 1666 fue llamado a Francia por el mismísimo Rey Sol, donde el científico falleció. tras ocupar también la cátedra de Astronomía y Matemáticas de la Sorbona. Su trabajo en Bolonia fue admirado por muchos a lo largo de los siglos. Entre ellos Charles Dickens, que dijo que si la Basílica carecía de atractivos, la Meridiana los tiene al cien por cien.

Curiosidades

El reloj de sol de San Petronio hace hablar de matemáticas y astronomía, pero también deja lugar a la leyenda. Cuando el sol incide sobre las columnas, debido a sus estrías, adopta la forma de un corazón. Según la tradición, la solterona que lo vea tomará marido en el plazo de un año y volverá a ver el corazón con su cónyuge. Es interesante observar a los visitantes del Meridiano, acompañados por el guía que les da todas las explicaciones, y cuando han comprendido el mecanismo, no se van nunca, es más, vuelven a verlo una y otra vez.