La fuente tejedora de Assunta Perilli

Más que una herramienta de trabajo, una obra de arte

El telar de la abuela

Assunta es una mujer fuerte, tenaz, valiente y sabia. Me cuenta la historia de su negocio y cómo su pasión es tan fuerte que no ha abandonado su taller ni siquiera después del terremoto. Al contrario, son tantas sus iniciativas encaminadas a revitalizar otros negocios locales. Una pasión nacida años antes, tras el descubrimiento del viejo telar de su abuela, a raíz del cual se le ocurrió la idea de aprender y relanzar el antiguo arte del tejido, gracias a los conocimientos transmitidos por las ancianas del pueblo, celosas guardianas de las artes antiguas. Tras el terremoto de enero de 2017, que dejó graves daños en el pueblo, Assunta reabrió su negocio: hila, teje y tiñe de forma natural lana y lino, los dos hilos destacados de la tradición local.

Un acto de amor

Assunta, arqueóloga de formación, estudia y cataloga todos los tejidos de la alta montaña de los Abruzos y redescubre la cadena del lino, desde la siembra hasta la cosecha y el hilado, partiendo de las semillas que le regala una anciana del lugar y, una vez más, de los conocimientos locales transmitidos oralmente.

Hacia Campotosto

Me fascinan sus historias y al mismo tiempo me divierten sus digresiones narrativas, como cuando me habla de la falda escocesa que creó para el Príncipe Carlos en su visita a Amatrice, ¡o de la historia entre bastidores del programa Geo&Geo! En resumen, una simpatía abrumadora y muchas risas.

Al despedirnos, sé que Assunta y su taller permanecerán inevitablemente en mi corazón. No sólo porque estamos en una zona repetidamente herida, sino también y sobre todo por la autenticidad y belleza de su trabajo, un acto de amor por su hermosa tierra.