SHARRYLAND
La abadía olivetana de Rodengo Saiano
En Franciacorta, el elegante monasterio de origen cluniacense alberga refinadas obras de arte
¿Dónde está?
A pocos kilómetros del lago de Iseo, en la campiña bresciana, se alza este gran monasterio olivetano, con su hermosa iglesia, tres elegantes claustros y salas pintadas al fresco por grandes artistas. Es fácilmente identificable por su tamaño y su campanario almenado, visible desde lejos.
Por qué es especial: el trampantojo
A primera vista, la iglesia parece sencilla, con su fachada blanca a dos aguas, pero el interior, reconstruido en el siglo XVIII, es un derroche de frescos que no se espera. Contiene lienzos importantes, uno de Moretto y otro de Cossali, pero lo más interesante y curioso son las falsas arquitecturas de la parte trasera de la iglesia, a la izquierda. Casi dan ganas de subir esa escalera luminosa desde la que vuelan los ángeles... pero no es más que un fantástico trampantojo.
Imperdible: el claustro
Pero las maravillas no acaban aquí. El convento posee nada menos que tres claustros de épocas diferentes. El primero, todavía gótico, con sus bellas decoraciones de terracota, parece sencillo y acogedor. El segundo, el "claustro grande", con su doble orden, sus decoraciones de mayólica verde y su hermosa pérgola de hierro forjado en el centro, es plenamente renacentista. El tercero, con la cisterna en el centro, es de finales del siglo XVI y presenta una arquitectura de imitación que prolonga los pórticos hasta el infinito. El gran claustro está presidido por la Sala del forno, con una curiosa obra, una pila de mármol en la que se representa a Moisés salvado de las aguas. ¿Y las demás salas? Descúbralas aquí.
Un poco de historia
Fundado por los cluniacenses en el siglo XI, el monasterio pasó a manos de los olivetanos en el siglo XV, que lo renovaron por completo a lo largo de tres siglos y lo convirtieron en uno de los complejos artísticamente más importantes del norte de Italia. Expropiado en tiempos de Napoleón, el monasterio volvió a manos de los olivetanos en 1969 a instancias del Papa Pablo VI.
Un dato curioso: la túnica de Pablo VI
Los oliventinos están profundamente agradecidos a la persona que les hizo volver al lugar que tanto habían amado y cuidado en el pasado, y esto explica un hecho curioso: una sotana blanca que perteneció al propio Pablo VI se conserva en la iglesia, donde es objeto de veneración. Además, en honor a Pablo VI, desde 2019 los monjes han cambiado el nombre de la abadía, que ahora se llama "Abbazia Olivetana Benedettina Santi Nicola e Paolo VI".
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