El belén flotante de Cesenatico

Para no perderse

Los personajes que vemos no son todos "navideños". Muchos son, si me permite el término, los legítimos dueños del lugar: pescadores, marineros, músicos y toda una serie de figuras que representan los oficios y las escenas de la vida en Cesenatico en el pasado. Lo sagrado y lo profano se funden en un gran espectáculo, y es maravilloso admirarlo a la luz del día para captar todos los detalles posibles. Lo cierto es que cuando cae la noche y se encienden las luces del escenario, comienza la verdadera magia. Los reflejos, las sombras, el chapoteo del agua y la mordaz temperatura hacen que el espectáculo sea increíblemente evocador.

Un poco de historia

El espectáculo del belén náutico nació en los años 80 como respuesta a una necesidad: hacer descubrir la belleza de Cesenatico en invierno. Sinceramente, ¡lo consiguieron plenamente! Si bien el primer belén de 1986 era de dimensiones reducidas, cada año se realizan nuevas estatuas para enriquecer el espectáculo y hacerlo más vivo y realista y, sobre todo, para crear, como dijo Gualtiero Gualtieri, "un gran monumento al mar, a la tradición, al patrimonio de cosas bellas que, sobre todo en los últimos años, nuestra ciudad ha sabido acumular y valorizar".

Curiosidad

Los más pragmáticos se preguntarán cómo pueden los barcos soportar el peso de tantas estatuas. Una muy buena pregunta que también se hicieron los artistas que participaron en el diseño del belén. La solución tiene su origen en las estatuas sagradas vestidas. Las partes realmente talladas, en este caso en madera, son sólo las visibles: cabeza, manos y pies, en algunos casos. El cuerpo de la estatua no es más que un ligero armazón. Para dar el volumen necesario a la representación están las ropas rígidas de cera. Tan ingenioso como sencillo.