SHARRYLAND
El parque de Villa Cittadella Vigodarzere Valmarana
Un viaje evocador y misterioso por los senderos de un jardín que es una obra de arte
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Una vez atravesada la verja, una avenida arbolada se abrió ante mis ojos. Ya en ese momento me pareció maravilloso; lo que no sabía era que el espectáculo aún no había empezado. Un poco más adelante, me recibió un césped perfectamente cuidado de dimensiones increíbles. A un lado, un bosque que desemboca en un pequeño lago con una islita en el centro. Pequeñas estructuras arquitectónicas y algunas esculturas aparecen aquí y allá, como pistas que prometen conducirme a un descubrimiento sensacional.
Por qué es especial
Referirse al parque de la villa con la palabra "jardín" es un tanto reductor. El paisaje ha sido diseñado por una mano tan hábil, la de Jappelli, que es en sí mismo una obra de arte que se despliega en un crescendo de emociones. Me parece verlo cambiar ante mis ojos en un retorno a lo Antiguo, a la posibilidad de ver la perfección y el equilibrio en la Naturaleza.
No se lo pierda
Si le gusta el misterio, está en el lugar adecuado. Piense que hay una pequeña isla en el lago vinculada a los ritos masónicos. Otros recuerdos de la masonería están diseminados entre los árboles y, aunque ficticios, son muy evocadores. Por ejemplo, hay restos de un pequeño templo, una capilla, una cripta y falsos enterramientos de templarios. Uno se pregunta si en algún lugar se escondió también un falso Grial.
Un poco de historia
La villa y el parque tienen dos mecenas: Antonio Vigodarzere y su sobrino Andrea Cittadella. Fue Antonio quien decidió utilizar casi 13 hectáreas de la propiedad de Saonara para crear el jardín, haciendo plantar más de 35.000 árboles. Su elección viene dictada por un fin social: estamos en 1816, época de hambruna y pobreza. La creación del parque da trabajo, y por tanto alivio, a los hambrientos habitantes del pueblo. El diseño del jardín y la villa es obra del gran paisajista Giuseppe Jappelli. El complejo pertenece ahora a la familia Valmarana, que se ha ocupado de su recuperación, permitiendo su plena utilización.
Curiosidad
La Segunda Guerra Mundial también dejó aquí sus huellas, destruyendo gran parte del complejo de cuevas artificiales que acompañaban al camino del misterio. Afortunadamente, no todo está perdido y todavía es posible entrar en la gran cueva, con su gigantesco simulacro (de unos 4 metros) de Baffomete, una deidad regeneradora con los atributos de Cibeles y Venus.
Viejo y nuevo... renacimiento
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