Catedral de Terni

Para no perderse

Una de las estancias más llamativas es la cripta, que podemos remontar al siglo VI, época en la que el santo obispo Anastasio trabajaba en Terni. Su tumba se conserva aquí y nos lleva a pensar que fue su muerte la que inició la vida milenaria de este lugar, ya demostrada por la presencia -no muy lejos- del antiguo Anfiteatro Faustiano del siglo I. La estructura de la cripta y la presencia de ábside y ventanas en su interior sugieren que en el siglo XI el edificio no era subterráneo y era, por tanto, la iglesia propiamente dicha.

Un poco de historia

Según la tradición, lo que hoy es la cripta se construyó sobre los restos de un antiguo edificio romano, y era la iglesia propiamente dicha en aquella época. En el siglo IX, la primera iglesia estaba tan enterrada que se construyó sobre ella un segundo edificio de estilo románico. A lo largo de los siglos se realizaron numerosas intervenciones para adaptar la iglesia a la evolución de los gustos y las necesidades: en los siglos XV y XVI se llevaron a cabo importantes obras de ampliación, pero el trazado que hoy podemos admirar se realizó en el siglo XVII. Un siglo más tarde fue el turno del campanario de estilo oriental.

Curiosidad

Bajo el pórtico, sobre la pequeña ventana en forma de rombo, a la izquierda del portal central, se puede ver una losa grabada con la huella de un zapato. La interpretación de este extraño hallazgo, realizado durante unas obras de restauración a principios del siglo XX, ha dado lugar a extravagantes teorías. La más acreditada, aunque no verificada, está vinculada a las normas dictadas en 1444 para frenar la baja moralidad. El tamaño del tacón que podían llevar las mujeres estaba grabado en la losa. En la tripartición central de la huella, una línea vertical de ocho centímetros indica los cuatro dedos del pie impuestos por el reglamento, bajo pena de multa de medio ducado de oro.