El crostolo Urbania

Es uno de los platos más sabrosos de nuestra tradición, pero lo que lo hace realmente especial para mí es que está ligado a algunos de los recuerdos más entrañables de la infancia: cuando junto con mi abuela lo preparábamos para toda la familia.

Un plato, una ciudad

Cuando se dice crostolo, se dice Urbania: originalmente era un plato que se preparaba durante el invierno, coincidiendo con la matanza del cerdo cuya grasa, parte integrante y fundamental de la receta, le daba su típica textura suave y hojaldrada, mientras que su color dorado procedía de los huevos frescos. El mejor método para cocinarlo era y es la brasa de la chimenea. El sabor del crostolo puede variar en función de la leña utilizada.

Cocinado a la brasa

Un vínculo especial

Porque forma parte de nuestro ADN: todo durantino (habitante de Urbania) que se precie lo conoce. Es como de la familia porque a menudo está presente en los acontecimientos más importantes, desde las cenas con los parientes hasta la comida del domingo, desde los picnics fuera de la ciudad con los amigos hasta los aperitivos con los colegas. Es nuestra baza cuando queremos causar una buena impresión a alguien especial.

El crostolo es excelente por sí solo, pero se vuelve insuperable cuando se combina con productos de nuestro territorio: jamón de Carpegna, queso de Fossa o Casciotta d'Urbino, miel de acacia y aceite de Cartoceto o embutidos y hierbas silvestres. También existe una versión elaborada con harina de polenta... ¡un sabor por descubrir! ¿Aún no se le ha hecho la boca agua?

Listo para degustar

Una historia ilustre

Sus orígenes se remontan a la antigüedad: cocinado con ingredientes como huevos y grasa de cerdo, es uno de esos panes de sacrificio mencionados por Catón el Censor en su tratado "De agri cultura ", donde la preparación ritual se asemeja mucho a las etapas de elaboración de nuestro crostolo. El nombre actual aparece por primera vez en un tratado del siglo XVI del médico botánico Costanzo Felici de Piobbico. Lo importante es no llamarlo piadina porque, aparte de su forma redonda, no tiene nada que ver con uno de los platos más famosos de la cercana Romaña. Cada familia tiene su propia receta y, aún hoy, muchas no revelan el ingrediente secreto que hace que su versión sea la mejor.