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Complejo de los Santi Quattro Coronati
Roma medieval: una joya desconocida en el corazón de la Ciudad Eterna
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
En las laderas del Caelian se encuentra una solemne estructura que a primera vista tiene toda la apariencia de una fortaleza. Sin embargo, basta con atravesar la puerta para darse cuenta de que se ha tropezado con un auténtico tesoro de arte. ¿Dónde estamos? En el bello complejo de Santi Quattro Coronati, cuyo monasterio está regentado actualmente por monjas agustinas.
Por qué es especial
Su ubicación en las laderas del Caeliano acentúa la atmósfera de misticismo que se respira en su interior. La iglesia, el claustro del siglo XIII, la capilla de San Silvestre, la sala del calendario y la sala gótica son elementos de un tesoro inestimable de raros ejemplos de arte medieval en Roma. La sala gótica, en particular, consta de dos naves con dos ciclos de frescos similares pero distintos. Aquí, las iconografías paganas y cristianas se mezclan, creando una narrativa mística realmente conmovedora.
Visita obligada
La iglesia, dedicada a los cuatro mártires cristianos Severo, Severiano, Carpoforo y Victorino, da testimonio de las estratificaciones arquitectónicas y decorativas que se encuentran en diversos lugares de Roma. En el interior, los capiteles son desnudos, procedentes de lugares de la Roma imperial, mientras que el suelo presenta elegantes decoraciones con discos de mármol y pórfido, de estilo cosmatesco. La nave izquierda de la iglesia conduce al claustro del siglo XIII, donde se puede contemplar un anticuario con diversos hallazgos arqueológicos en las paredes.
Un poco de historia
La primera basílica se construyó hacia mediados del siglo V sobre los restos de una vivienda aristocrática. Sufrió varias intervenciones en diversas ocasiones. Antes de 1246, el cardenal Stefano Conti añadió al conjunto un palacio con torres y salas pintadas al fresco, de las que aún hoy son testimonio la sala gótica y la capilla de Constantino. En el siglo XVII, se pintó al fresco la cuenca del ábside y se reconstruyó parte del primer patio. A principios del siglo XX, Antonio Muñoz devolvió al edificio su aspecto medieval, pero no fue hasta finales de siglo cuando se redescubrieron los frescos de la sala gótica.
Curiosidades
En 1564, Pío IV quiso utilizar el complejo como sede de un orfanato de niñas confiado a monjas agustinas de clausura. Se trata del instituto de este tipo más antiguo de toda Roma.
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