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¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Ladrillos, yeso, torres, almenas, cornisas y frisos. Este es el espectáculo que se ofrece a quienes se acercan al Castillo de Piovera, que más que una antigua casa solariega, parece fruto de la imaginación de un visionario escenógrafo. No hace falta ni cruzar el puente que conduce a su entrada para quedarse boquiabierto, asombrado por la cantidad de detalles, formas y colores de su fachada. Y si se mira por detrás, hay un detalle más: los poderosos muros de su base, sólidos y sobrios, que luego se pierden en el juego imaginativo de la parte superior de la estructura. Una joya que emociona con sólo mirarla.
Por qué es especial
El Castillo de Piovera es una estructura privada, pero gracias a sus propietarios, los Condes Calvi di Bergolo, es posible visitarlo siendo testigo del relato de su magnífica historia. Se han planificado tres rutas de visita que no sólo muestran las estancias del castillo, sino que también ponen de relieve aspectos históricos y culturales vinculados a él y a las épocas por las que ha pasado. El primer itinerario, por ejemplo, lleva a los visitantes "Entre cultura y naturaleza", recorriendo el parque y diversos ambientes, entre ellos el Museo de Oficios Antiguos. A éste se añade el segundo recorrido, dedicado al " Viaje en el tiempo ", que transcurre entre la planta baja, el primer y el segundo piso, acompañado de los materiales recogidos durante las distintas épocas por los habitantes del castillo, tanto en forma de curiosidades como de objetos de uso real. El castillo se convierte así en una especie de máquina del tiempo
No se lo pierda
La tercera visita es quizá la más apasionante, y por eso también se realiza con un guía. De hecho, será precisamente a ella a quien preguntaremos: "Háblame del castillo" y juntos emprenderemos este viaje para descubrir la vida en el castillo en redondo: desde las habitaciones del servicio hasta las del piano nobile, pasando por las lujosas estancias de la familia y sus invitados, hasta la torre que se alza sobre el panorama circundante. Quién sabe, si nos hemos metido bien en el papel, cuando lleguemos aquí arriba no veremos un paisaje, sino nuestra finca extendiéndose a nuestros pies.
Un poco de historia
Construido en el siglo XIV sobre estructuras defensivas preexistentes, el Castillo de Piovera siguió el destino de su territorio, pasando a lo largo del tiempo bajo diversas dominaciones: al principio fueron los Visconti, con el Ducado de Milán, en el siglo XVI encontramos a los españoles, periodo en el que, habiendo sido regalado a un noble español, el territorio adquirió el rango de marquesado. Con algunos cambios de propiedad, volvió a manos italianas, con la familia Balbi. En el siglo XVIII, Piovera era un feudo del Reino de Saboya. Fue precisamente la familia Balbi, que conservó la propiedad hasta el siglo XX, la que llevó a cabo la renovación y modernización del castillo, convirtiendo la estructura medieval en una elegante y apasionante residencia de campo romántica. Desde 1967 es propiedad del conde Niccolò Calvi di Bergolo, que promovió con entusiasmo la apertura del castillo a los visitantes.
Curiosidad
El castillo de Piovera está más vivo que nunca y ofrece multitud de eventos y experiencias realmente impresionantes: ¡hay algo para todos los gustos! Desde el alquiler de bicicletas para visitar el parque, hasta la sala de escape para juegos en grupo, pasando por festivales, exposiciones y conciertos aún más emocionantes por el espléndido marco del castillo.
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