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Senderismo en la historia de Canzo
El Triángulo Lariano es una tierra de montañas y cerca de la frontera. La naturaleza salvaje, el ingenio y la determinación de las gentes de estos lugares han creado una densa red de senderos que no siempre son fáciles de seguir. Algunos de estos caminos siguen hoy bien señalizados y vinculados a la historia que los ha atravesado. Es el caso del Senterùn y el Budraghera, que atraviesan Canzo y rodean el lago Segrino y recuerdan el tenso ambiente del contrabando y los agotadores viajes en compañía de animales de carga.
Siguiendo las huellas de los contrabandistas en el Senterùn
El Senterún, un antiguo sendero en lo alto del lago Seg rino, es un lugar cargado de historia y misterio. Este sendero bien conservado comienza en la zona del lazareto de Canzo, un lugar que en su día fue un punto clave en la red de caminos que utilizaban los contrabandistas para descender de Vallassina al lago Pusiano. Antes de que las orillas del lago Segrino fueran accesibles por el retroceso de las aguas, este camino era una ruta importante.
Contrabando en Canzo
A lo largo de los siglos, muchas familias se dedicaron a la práctica del contrabando en esta región, a menudo para intentar complementar sus escasos ingresos agrícolas. Los contrabandistas adoptaban apodos para los animales, a menudo relacionados con la zona por la que transitaban. Estos apodos les servían para mantener en secreto su identidad, especialmente ante las autoridades aduaneras conocidas como "burlanda".
El Senterùn era un laberinto de senderos ocultos en la densa vegetación montañosa. A lo largo del camino, árboles centenarios proporcionaban un techo natural que protegía a los contrabandistas de las vigilantes inspecciones de la "burlanda". Estos valientes contrabandistas lo arriesgaban todo para transportar mercancías valiosas como azúcar, tabaco y licores desde Vallassina hasta el lago Pusiano, con Milán como destino final.
El camino de los carreteros: el Budranghera
El Budraghera, otro antiguo camino, era recorrido por los "Budracch", carreteros tirados por bueyes. Este camino discurría a media ladera, ofreciendo una ruta alternativa y menos peligrosa que la carretera que bordeaba el fondo del valle. Un fresco pintado en el exterior de la capilla de la cabecera del lago Segrino recuerda una historia extraordinaria: la de Antonio Molteni, apodado " Ul carraduur ", el carretero.
La leyenda del carretero
Un día de invierno, mientras transportaba mercancías por el camino de Mariaga a Canzo, Antonio se quedó dormido en el carro. Sus bueyes, siguiendo un instinto inexplicable, se desviaron del camino y tomaron la carretera que atravesaba el lago entonces helado. Cuando Antonio despertó, estaba en medio del lago helado. Se había producido el milagro: el hielo había soportado el peso del carro y de Antonio, permitiéndoles sobrevivir a la travesía. En honor a este milagro, se erigió una pequeña capilla dedicada a la Virgen para agradecer a la deidad que había protegido a "Ul carraduur".
Senderos sugerentes
Hoy en día, el Senterun y el Budraghera son testigos mudos de un pasado rico en aventuras e historias fascinantes. Estos senderos históricos representan un valioso patrimonio cultural que enlaza el presente con el pasado, permitiéndonos sumergirnos en la atmósfera de una época en la que el valor y la determinación de contrabandistas y pastores eran materia de leyenda.
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