Los embriagadores sabores de Mossa

Y sin embargo, aún no hemos llegado: todos los ingredientes están ahí, pero falta ese algo, ese toque extra que convierte lo excelente en inolvidable. Es pasando por Mossa, atravesando sus campos y adentrándose en el Preval, cuando se comprende el secreto de estos parajes. Los viñedos no son sólo campos cultivados, son más bien parte de la familia que los posee, o al menos se cuidan con el mismo cariño y atención que se daría a un familiar. Cada gesto se hace con pasión y destreza, y todos estos sentimientos parecen ser absorbidos por las vides, recogidos en las gotas doradas de las uvas y finalmente sublimados en los límpidos blancos y fragantes tintos de Collio. Algo saben de esto las bodegas locales como Turus, Ronco Blanchis y la Ginestra, que producen desde hace generaciones los vinos típicos de la zona: Pinot Grigio, Ribolla Gialla, Friulano, Malvasia y Sauvignon, por citar sólo algunos.

De mieles y vinos

Pero aún hay algo que no apreciamos en estos viñedos: ¡el zumbido de las abejas! Son muchas las que se deleitan con las flores silvestres de Preval, pero tampoco desdeñan los hermosos cultivos de estas tierras. El resultado es una miel envolvente que resume en su color amarillo ámbar los colores y aromas de las flores de estas tierras. Este dulce oro amarillo sienta tan bien en el territorio que en Mossa está presente "Il Favo", una actividad enteramente dedicada a la apicultura y a la venta de sus productos, pero no sólo: la importancia de las abejas para nuestro ecosistema está cobrando fuerza entre la población, por lo que cada vez es más frecuente ver colmenas entre las hileras de viñas, para proteger a estos simpáticos insectos que nos acompañan desde hace tanto tiempo que son inseparables de nuestra memoria y nuestra cultura.