"Giuseppe Diamantini pintor y grabador de Le Marche".

Interior de la iglesia de San Filippo, una de las sedes de la exposición

Para los amantes de la pintura, se trata de una oportunidad imperdible, una colección de obras de Diamantini que nos permite trazar un perfil artístico bastante completo de él. A primera vista, no parece un acontecimiento tan sensacional; hay muchas exposiciones que exploran la trayectoria de un artista concreto. Sin embargo, con Diamantini la situación se complica. De hecho, a diferencia de muchos de sus famosos colegas, el pintor de las Marcas se dedicó principalmente a la producción para coleccionistas privados. Esto significa ante todo que, debido a una documentación no siempre exhaustiva, se han perdido las huellas de muchas obras y, sobre todo, que cuando se quiere reunir un buen número de ejemplares de la producción de Diamantini, hay que dirigirse a muchos interlocutores y las operaciones de organización se vuelven verdaderamente complejas.

Aún queda mucho por descubrir

¿Por qué se decidió emprender este enorme esfuerzo precisamente en 2021? Es fácil decirlo, para celebrar el 400 aniversario de su nacimiento en 1621... O al menos, esa era la intención. Sí, porque al parecer no sólo la obra de Diamantini es difícil de reconstruir, sino también su vida. Precisamente durante los estudios preparatorios de la exposición se encontraron documentos que atestiguan su fecha exacta de nacimiento, trasladándola dos años más tarde, al 7 de octubre de 1623. No cabe duda de que Diamantini no deja de sorprender. Incluso su producción artística es difícil de encasillar en términos de vastedad y cronología: los estudiosos luchan por determinar las fechas de ejecución de muchas de sus obras conocidas hoy en día, y esperan continuamente tropezar tarde o temprano con las perdidas. De hecho, hay muchos dibujos preparatorios que no se corresponden con ninguna de sus pinturas conocidas, y lo mismo ocurre con algunas fuentes escritas, que hablan de representaciones que nunca se han visto en la actualidad. Por eso es tan difícil dar una visión de conjunto del arte de Diamantini.

Betsabé en el baño

Lo cierto es que fue un pintor y grabador muy apreciado, que se dedicó a temas mitológicos, históricos y religiosos. El periodo comprendido entre 1680 y 1689 representó la apoteosis para Diamantini: convertido ya en un verdadero pintor "de moda", con taller propio, realizó numerosas obras, como siempre para los grandes mecenas venecianos, pero junto a su producción pictórica, trabajó también intensamente como grabador, hasta el punto de que se le considera una de las expresiones más logradas del Véneto del siglo XVII en el campo del grabado.

Estudio para Venus y Cupido, piedra roja

En Fossombrone

A pesar de su larga estancia en Venecia y de sus éxitos en el Véneto, cuando la vejez le obligó a reconsiderar su actividad, decidió regresar a Fossombrone, donde murió siete años más tarde, el 11 de noviembre de 1705. Fallecía así un artista muy polifacético, admirado por su pintura, ciertamente, pero sobre todo por sus grabados, muy espontáneos, aéreos, realizados con rapidez pero con tal habilidad que, aunque no fueran minuciosos en sus detalles, sorprendían en su conjunto.

Quienes acudan a Fossombrone a conocer al artista podrán apreciar todas estas características, podrán aprovechar la oportunidad única de comparar muchas de sus obras repartidas por el mundo, y quién sabe... quizás algún día reconozcan su estilo en algún museo en alguna obra de atribución incierta... ¡nunca digas nunca!