SHARRYLAND
Jardín exótico Pallanca
Incluso los cactus y las suculentas admiran el mar de Bordigotto
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Terrazas, caminos y escalones excavados en la roca, espacios conquistados con trabajo e ingenio. El resultado es un jardín, pero no sería del todo erróneo calificarlo de wunderkammer. Al igual que las colecciones de antigüedades de eruditos y científicos, éste es un lugar que alberga una valiosa colección, en la que no faltan especímenes raros y asombrosos. Sólo que, a diferencia de las clásicas, ésta se compone de elementos vivos: plantas suculentas de muchas especies diferentes. Esto es lo que convierte al Jardín Exótico Pallanca en una de las colecciones de cactus y suculentas más importantes de Europa.
Por qué es especial
Adentrarse en esta especie de bosque de tallos muy altos, plantas bajas y achaparradas, entre espinas, pequeños pelos, flores y frutos es una experiencia especial. Más aún si piensas que sólo tienes que girar en la dirección correcta para encontrarte con el mar de Bordighera. Así es como los tonos verdes, las notas terrosas de las rocas, las flores brillantes, contrastan con el azul profundo del agua. Y después de perderse un momento en esa calma llana y desierta, volver a sumergirse en el jardín hace percibir aún más la grandeza de estos 10.000 metros cuadrados que reúnen más de 3.000 especies de cactus y suculentas.
Imperdible
La riqueza de esta colección es tal que puede admirarse una y otra vez, encontrando cada vez un nuevo detalle dispuesto a asombrarnos. Sin embargo, una de las experiencias más especiales es conocer a los hermanos Pallanca, Giacomo o Giò Batta, y que te cuenten la historia generacional del jardín, el cuidado y la pasión que ponen cada día y con la que siguen cada tipo de planta. O quizás puedan mostrarnos algunos de los ejemplares más destacados del jardín, como una Copiapoa originaria de Chile de más de 300 años y algunos ejemplares de Neobuxbaumia polylopha de unos 6 metros de altura.
Un poco de historia
En 1861 Giacomo Pallanca dejó el tradicional negocio familiar para unirse al botánico alemán Ludwig Winter, con quien trabajó durante más de 20 años. Durante este tiempo también transmitió su pasión a su hijo Bartolomeo quien, en 1910, decidió crear su propio jardín de plantas y flores ornamentales. Después de la Gran Guerra, con la ayuda de su hijo Giacomo, se especializó en plantas suculentas. El jardín-vivero se convirtió rápidamente en un lugar de referencia y, desde 1989, gracias al hijo de Giacomo Pallanca, Barth, el jardín-vivero también está abierto al público.
Curiosidad
La fama del jardín-vivero atrajo a la familia Pallanca varias peticiones de consejo y ayuda para la creación de otros jardines. Por ello, es posible que se encuentre bastante lejos de Bordighera, pero aún así reconozca un toque familiar. ¿Un ejemplo? Los jardines del castillo de Trauttmansdorff, en Merano.
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