¿Dónde está?
La Cucca Veneta es una antigua raza de gallinas presente en todas las regiones del Véneto y Lessinia, criada desde el siglo XIX. Hoy está en peligro de extinción, suplantada por razas americanas más productivas. Esta raza de gallinas tiene el plumaje de color gorrión, gris en los machos y blanco-negro en las hembras. Como casi todas las razas antiguas de gallinas, es polivalente, por lo que sirve tanto para la producción de huevos (unos 160 al año) como para la de carne. Sus rasgos distintivos son: lóbulos de las orejas blancos, manchas negras en el pico, piel amarilla, una cresta que se pliega en las hembras y un huevo blanco. Alcanzan un peso de 2-2,2 kg las hembras y 3 kg los machos. Es Italo Mazzon, en su libro Pollicoltura Padovana (1934), quien lo describe en estos términos. También era criado por el Pollaio Provinciale di Padova. La Cucca empezó a desaparecer en los años 50, suplantada por cruces comerciales más productivos introducidos al final de la Segunda Guerra Mundial.
Una parte de nosotros
¿Puede decirse que existe un vínculo casi emocional con estas gallinas? Basta pensar que fueron ellas las que criaron nuestros abuelos y bisabuelos. Ahora, sin embargo, sólo queda un último linaje de unas pocas gallinas. Fue casi por casualidad que hace unos años empecé a criarlas, recuperando tres pollitos de un señor de la zona de Verona que las tenía desde hacía mucho tiempo. En los últimos años he conseguido aumentar el número hasta una veintena de animales. Para mí es una raza especial, no sólo porque fue la primera que empecé a criar, sino también porque está ligada a la historia de nuestra zona: cuando la veo escarbar en el patio de nuestra casa, es como retroceder en el tiempo. Por no hablar de que despierta simpatía, empezando por su nombre: ¡la Cucca Veneta! Pero se la ha llamado de muchas formas distintas según la localidad: Cuccola, Capparola, Vara, Cenere, Grisa, Bisa. Además, es una raza muy rústica que nunca enferma, ¡atemperada por el terreno marginal y duro de las montañas!
Mi misión
Considero que es mi deber repoblar esta antigua raza, para no perder un pedazo de la historia de nuestro territorio. Mi objetivo es aumentar el número de cabezas creando un pequeño rebaño en libertad. Y una vez que haya conseguido una cierta estabilidad de la raza, ¡podré empezar a difundirla por todo el territorio!
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