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El 3 de junio hay una gran fiesta en Teggiano: las calles se engalanan con hermosas iluminaciones que dibujan arcos de luz suspendidos sobre el camino. Sus formas armoniosas combinadas con colores vivos parecen querer unir la tierra y el cielo con motivo de la conmemoración del patrón de la ciudad. Todo esto, de hecho, se hace en honor de San Cono.
¿Quién era San Cono?
Las noticias hasta la fecha hablan de un niño nacido aquí, cuando el pueblo aún se llamaba Diano, a finales del siglo XII. Según se cuenta, a pesar de su tierna edad, este niño era muy aficionado a la meditación y, sobre todo, a la penitencia, hasta el punto de que un buen día se escapó de casa camino del monasterio benedictino de Santa María Cadossa, en la cercana Montesano sulla Marcellana. Tan grande era su deseo de quedarse en el monasterio que, cuando sus padres por fin lo encontraron, ¡el niño se escondió en un horno encendido! Y éste fue el primer milagro del futuro santo cono: cuando salió, estaba ileso. No se sabe mucho más de su vida, sobre todo porque murió muy joven, a principios del siglo XIII.
El obelisco de San Cono en la plaza central de TeggianoEl vínculo con Teggiano
Teggiano, en la época de Diano, no es sólo el lugar de nacimiento de San Cono, sino también el centro del culto que se le dedica, hoy muy extendido en América Latina, y el lugar donde descansa el santo. Inicialmente, sus restos permanecieron en el monasterio de Cadossa, pero cuando éste fue abandonado en 1261, fueron trasladados a Teggiano el 3 de junio. Elegido patrón del pueblo, fue invocado en repetidas ocasiones para proteger a la ciudad y a la población de los acontecimientos más trágicos de la historia, y a veces el santo respondía con prontitud. Se cuenta, por ejemplo, que en 1497 un monje consiguió repeler las balas de los ejércitos aragoneses que asediaban el pueblo. La tradición cuenta que San Cono también protegió al pueblo de la peste en 1600 y de un terremoto en 1800. Precisamente con motivo del terremoto de 1857, se dice que San Cono se apareció en una plaza del pueblo y, para agradecérselo, los vecinos quisieron erigir un obelisco en cuya cima, a 20 metros del suelo, se alza la estatua de San Cono, que aún hoy vigila su pueblo natal.
Las estatuas de San Cono y la fiesta del 3 de junio
Desde el suelo, no es posible apreciar los detalles de la estatua de bronce, pero afortunadamente, en 2022, se completó una cuidadosa restauración del monumento, que no sólo cuidó su estabilidad y le devolvió su belleza, sino que también nos muestra, a través de las palabras de quienes trabajaron en el proyecto, la minuciosidad de los detalles que caracterizan esta obra, símbolo del amor y el cuidado que el artista volcó en la estatua. ¿Un ejemplo? Los que tienen la oportunidad de admirarla de cerca pueden distinguir incluso el tejido del hábito que lleva el santo y los adornos de la cruz que sostiene en la mano.
La estatua vestida para la procesiónPero ésta no es la única estatua de San Cono que se conserva en el pueblo: hay otra, esta vez de madera pintada y dorada, realizada en 1714 y conservada en la catedral de Santa Maria Maggiore. Es la protagonista de los acontecimientos del 3 de junio. En efecto, en esta fecha, para conmemorar la llegada del cuerpo de San Cono al pueblo, la estatua sale de la iglesia y es llevada en procesión por las calles de Teggiano, aclamada por sus gentes.
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