SHARRYLAND
Ermita Le Celle
Todo apunta hacia arriba y nuestra mirada no puede sino volverse hacia el cielo
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
El Hermitage Le Celle es uno de los primeros conventos deseados por San Francisco de Asís. Hoy alberga el noviciado de los frailes capuchinos, que acuden aquí desde 1537 para iniciar una nueva vida de sencillez, oración y convivencia. Escondido a los pies de la Montaña Cortonesa, entre el Monte Sant'Egidio y el Valle de Chiana, recibe a los visitantes con una mágica abertura en la roca. Al cruzarla, un cartel anuncia: " Hermano, hermana, la presencia de San Francisco de Asís ha santificado este lugar. Que tu presencia sea devota y recogida. Dispón tu alma a la escucha: percibirás, como Francisco, la presencia del Señor".
Por qué es especial
Quien llega a las Celdas de Cortona percibe una energía que atraviesa los siglos y llega hasta nosotros. Una serie de pequeñas celdas dispuestas en forma de abanico abrazan al visitante a medida que avanza, y luego un camino conduce al Puente Barberini, desde el que se puede observar el Fosso dei Cappuccini, el arroyo que atraviesa el monasterio. El rugido del agua, el viento, los árboles, las flores y los frutos de la tierra están aquí en perfecta armonía con las construcciones humanas. Este es un lugar de paz, donde uno se escucha a sí mismo, a los demás, al mundo. En el silencio se sienten manos que más allá del tiempo se sostienen, voces que más allá del espacio se hablan.
Para no perderse
El núcleo original del monasterio es el antiguo Oratorio, que antaño albergaba los dormitorios de los monjes. En su interior se encuentra la celda donde San Francisco de Asís se alojaba durante sus visitas: una habitación minúscula, completamente desnuda, donde la cama se hace uniendo la roca con una tabla de madera. Entrar en este espacio produce conmoción: uno queda impresionado por la pobreza y humildad absolutas que conformaron la vida del santo, que en las condiciones más duras encontró serenidad, alegría y amor por los demás.
Un poco de historia
San Francisco llegó por primera vez a Cortona en 1211, donde comenzó a predicar el Evangelio. Aquí conoció a Guido Vagnottelli (más tarde Beato Guido), un joven rico que escuchó al santo y decidió cederle un lugar donde había pequeñas viviendas, encaramadas y ya dispuestas en gradas. A partir de ellas se construyeron las primeras pequeñas celdas del eremitorio, particularmente amado por san Francisco por estar inmerso en la naturaleza y el silencio. A la muerte de Francisco, la ermita se amplió para caer poco después en desuso. Fue recuperada en 1537 y donada a los Capuchinos, que todavía la cuidan.
Curiosidad
Según la tradición, San Francisco escribió en este lugar los últimos versos del Cántico de las Criaturas, dedicado al perdón y a la muerte. La composición del texto se remonta a 1224, cuando el santo, en el monte de La Verna, tras días de ayuno y oración, recibió los estigmas, garantía de beatitud eterna. San Francisco vuelve a Le Celle por última vez en 1226, poco antes de su muerte, y es aquí donde escribe que la muerte es "hermana" porque ya no representa el dolor, el fin de algo, sino la forma más elevada del amor: es la reunión de Dios con todas sus criaturas.
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