De Buccino a Contursi Terme

El último día de nuestro viaje de descubrimiento en el Tanagro ha llegado inexorablemente, el sexto. Dejamos Buccino con un poco de cansancio en los huesos, los ojos vagan río abajo en busca de la cinta plateada que nos guía incluso ahora que estamos un poco más lejos. Bajo nosotros, el Tanagro se vuelve más sinuoso, extendiéndose en suaves bucles. Delante de nosotros, la carretera conduce a los dos últimos pueblos que tanto deben a nuestro querido río.

Palomonte, un pueblo pintoresco

El primer pueblo que encontramos parece un grupo compacto de casas y edificios de colores, firmemente anclados a una montaña. A sus pies, la tierra hecha verde y fértil por el generoso río: es Palomonte, que nos acoge entre sus calles. Las casas bien cuidadas y recientemente modernizadas se alternan con las semidestruidas por el terremoto. También aquí, la presencia ya familiar de los perfiles de piedra de las puertas nos trae a la memoria las muchas emociones vividas en los últimos días. Pero no es el momento de dejarse llevar por los recuerdos, aún queda un pueblo al que llegar, y un último homenaje al Tanagro, antes de abandonar definitivamente su valle. Antes de seguir adelante, sin embargo, nos permitimos un momento más en Palomonte, esta vez en sus inmediaciones para disfrutar un poco de su naturaleza y su historia, por ejemplo yendo en busca de sus cuevas habitadas desde la prehistoria, formadas por el arroyo Vonghia. Si lo deseamos, llevaremos nuestros saludos al Tanagro, del que es afluente.

Panorama verde desde las ruinas del castillo de Palomonte

La desembocadura del Tanagro, el final de un viaje, el comienzo de otro

Y ahora sí que estamos listos para continuar hacia Contursi Terme. Su nombre no deja lugar a dudas, este pueblo tiene una relación muy estrecha con el agua, y no hablamos sólo de la del Tanagro. Aquí hay muchos manantiales que con el tiempo se han hecho famosos por sus propiedades beneficiosas. Pero lo que nos interesa es el pueblo, que, como Palomonte, nos recuerda los momentos vividos en los últimos días: las callejuelas estrechas, las casas pintadas de vivos colores, los signos indelebles del terremoto y un panorama abierto sobre el valle verde, las montañas que se difuminan en azul contra el cielo, y el río... o mejor dicho, dos: el Tanagro y el Sele. También el Tanagro ha llegado al final de su recorrido y, como nosotros, se prepara para partir hacia otros horizontes: justo aquí, en el territorio de Contursi Terme, desemboca en el Sele, el principal río del Cilento, y junto a él alcanza la costa y luego el mar, regocijándose en la exuberante naturaleza que le espera.

Adiós querido Tanagro, has sido un compañero fiel y un guía seguro. ¡Gracias por este maravilloso viaje!

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