Comienza la aventura: el primer encuentro con los Tanagro

El castillo baronal de Casalbuono

El primer encuentro con el Tanagro

Al igual que los pequeños arroyos que descienden de las montañas hasta el Tanagro, también nosotros podemos disfrutar de un paseo por las calles de Casalbuono, aventurarnos después por los senderos que llevan a los antiguos molinos, símbolo de la estrecha relación entre el hombre y el agua, y descender después hacia la orilla derecha del río y el Ponte del Re, que lo cruza. Pero antes nos detendremos para conocer a nuestro guía: el Tanagro.

Precisamente desde aquí, de hecho, pasa una ruta que nos lleva a descubrir la ribera del Tanagro a paso lento, disfrutando de la naturaleza en total comunión con ella. Ahora nos toca elegir cómo queremos afrontar esta pequeña aventura, ya que la ruta es apta para senderistas, ciclistas e incluso jinetes. Después de presentarnos al propietario, siguiendo el itinerario de Casalbuono nos encontramos con pequeñas cascadas y fuentes con abrevaderos, subimos la cuesta hacia el pueblo y volvemos al punto de partida siguiendo una ruta circular.

Un pequeño plus

El Tanagro, al parecer, deja claro desde el principio lo fértil y pródigo que es su valle: si se pasa en la época adecuada y se agudiza la vista, es posible toparse con setas y espárragos silvestres. Y ya que hemos estimulado nuestras papilas gustativas, conviene hacer una breve mención a los platos tradicionales que nos recibirán cuando volvamos hambrientos de nuestro recorrido: el " migliatiedd", rollos de vísceras de cordero típicamente elaborados en verano y cocinados al carbón, la "pizza d'grandinj", plato rústico a base de harina de maíz, pasas y cigoli, los guisantes espolvoreados, los pimientos encurtidos rellenos, la "minestra maritata " elaborada con cotechino, así como las formas típicas de pasta fresca como cavatielli, fusilli, matasse, lagane y n'filiinfant.

Qué podemos decir... si éstas son las premisas, ¡estamos impacientes por continuar nuestro viaje!