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Iglesia de San Giorgio in Velabro
Antigua basílica romana situada en el barrio de Ripa, cerca del Arco degli Argentari.
¿Dónde está?
Qué es y dónde está la Iglesia de San Giorgio al Velabro
En el corazón del barrio de Ripa, entre los vestigios de la antigua Roma, se alza la Iglesia de San Giorgio al Velabro, un lugar de culto que hunde sus raíces en el siglo VII. Su ubicación estratégica, cerca del Arco degli Argentari y del Arco di Giano, la convierte en un punto de encuentro entre la historia y la espiritualidad. La sencilla y austera fachada, enriquecida por un pórtico del siglo XIII, invita a descubrir un interior rico en arte y devoción.
Por qué es especial: el interior paleocristiano
Una vez atravesada la puerta, nos encontramos en un impresionante ambiente paleocristiano, con una nave central flanqueada por dos naves laterales, separadas por columnas desnudas procedentes de edificios antiguos. Los arcos de medio punto que separan las naves conducen la mirada hacia el ábside. Aquí se encuentra un fresco del siglo XIII atribuido a Pietro Cavallini, que representa a Cristo entre los santos Jorge y Sebastián, testimonio de la importancia artística del lugar.
No hay que perderse: el Arco de los Argentari
Un detalle fascinante es la presencia del Arco degli Argentari, parcialmente incorporado a la estructura de la iglesia. Este arco, erigido por banqueros y comerciantes de ganado en honor del emperador Septimio Severo, presenta detallados relieves que representan escenas de sacrificios y figuras imperiales, ofreciendo una visión de la vida pública romana.
Un poco de historia
Fundada en el siglo VII, la iglesia ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los siglos. En 1993, fue gravemente dañada por un atentado, pero gracias a una meticulosa restauración, ha recuperado su esplendor original. Hoy en día, está confiada a la Orden de la Santa Cruz y sigue siendo un lugar de culto activo y un símbolo de resistencia histórica.
Curiosidad: los secretos del ábside
El fresco del ábside tiene algunos secretos que contar. Si te fijas bien, verás que además de San Jorge, a quien está dedicada la iglesia, también está San Sebastián, y las dos figuras parecen tener la misma importancia. La razón reside en la historia de la iglesia: en la época en que se pintó el fresco, aún estaba dedicada a ambos santos. Otra curiosidad se refiere al autor de esta obra: la atribución a Pietro Cavallini es reciente; en el pasado, se creía que había sido realizada nada menos que por Giotto.
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