SHARRYLAND
Iglesia de San Bernardino, una obra maestra redescubierta
Gótico y austero el exterior, espléndido y renacentista el interior
¿Dónde está?
A lasafueras del pueblo de Caravaggio se alza la iglesia de San Bernardino con el convento contiguo. Detrás del esbelto porche (añadido en el siglo XVIII) se reconoce la típica estructura gótico-lombarda de las iglesias franciscanas: ladrillo visto, fachada a dos aguas (aquí asimétrica debido a la adición de capillas en un lado), rosetón, arcos colgantes de terracota, entrada arqueada con decoración de bandas. El luneto sobre la entrada alberga un fresco del siglo XVI de la Adoración de los Magos. Pero antes de entrar, merece la pena dar una vuelta alrededor de la iglesia para admirar el conjunto conventual, rodeado de vegetación y hábilmente restaurado, y entrar en el elegante claustro porticado.
Por qué es especial: la Crucifixión
Pero es el interior lo que impacta al visitante, que, una vez cruzado el umbral, queda maravillado ante el espléndido fresco de la Crucifixión que domina el espacio de toda la nave, de nueve metros por siete. Es obra de Fermo Stella, pintor de Caravaggio. En el tabique que divide la iglesia en dos partes, una reservada a los fieles y otra a los monjes, destaca en el centro Cristo en la Cruz entre los dos ladrones; a los lados, el relato de la Pasión en cuatro escenas: la Última Cena, Jesús ante Pilatos, el Prendimiento de Jesús y la Resurrección.
Imperdible: el artesonado
Cuando consigas apartar los ojos de esa maravilla, debes subirlos para contemplar el espléndido artesonado, obra del siglo XVII, que está unido a las paredes con un hermoso friso de jarrones y festones. Las capillas laterales también merecen una mirada y, antes de marcharse, no se puede dejar de contemplar la dulce Madonna di Fermo Stella, representada entre los santos Bernardino y Rocco.
Un poco de historia
La iglesia y el convento se construyeron entre 1472 y 1489 en terrenos donados a los frailes menores de San Bernardino. Los frescos de Fermo Stella datan de 1531. El convento sufrió el destino de muchos conventos italianos: la supresión napoleónica y su utilización como granja y cuartel. Después fue donado al municipio, que se encargó de su restauración.
Curiosidad: por qué San Bernardino
El motivo de la dedicación a San Bernardino es curioso. La rivalidad entre municipios siempre ha sido una tradición en Italia, pero la que existía entre Caravaggio y Treviglio, alimentada por cuestiones económicas y fronterizas, había degenerado hasta el punto de que las disputas, asesinatos y rencillas hacían la vida imposible. Finalmente, San Bernardino de Siena, un fraile itinerante que predicaba la concordia y el amor, llegó a la zona. Su predicación logró convencer incluso a los más revoltosos. En recuerdo de aquella visita, ambos municipios dedicaron una iglesia al santo. El símbolo de Santa Bernadina, el monograma IHS en letra gótica enmarcado en un sol, puede verse en el exterior de la iglesia, sobre el rosetón.
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