SHARRYLAND
Iglesia de San Francisco, un "Panteón" en el corazón de Treviso
Cuando la sencillez es sólo aparente
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Si caminas por las murallas renacentistas, en dirección al centro histórico, te toparás con un esbelto fraile de bronce en armonioso diálogo con la Naturaleza. Fácil de reconocer, es San Francisco quien nos da la bienvenida al singular lugar de culto que lleva su nombre en el corazón de Treviso. Aquí su espíritu nos habla a través de un poderoso simbolismo en cada detalle. En la rigurosa sobriedad de su fachada a dos aguas. En la nave en forma de granero adecuada para la predicación. En el techo de quilla de barco invertida, símbolo de salvación, bóveda celeste salpicada de estrellas. En los muros sin adornos, iluminados por la luz de Oriente, por donde sale el Sol, por donde nació Jesús.
Por qué es especial
Todavía resuena el eco de la misericordiosa acogida de los frailes franciscanos, que llegaron a Treviso a instancias, según la tradición, del propio San Francisco. Hoy es el Panteón de la ciudad, guardián de importantes recuerdos. Muchos, de hecho, son los personajes queridos por la historia de la ciudad que descansan aquí: Pietro Alighieri, hijo del Poeta Supremo, en un Arca suspendida. En una lápida subterránea se encuentran los restos de Francesca Petrarca, hija natural del gran escritor. También hay pruebas del amor de Tomaso da Modena por la ciudad: aquí, en una atmósfera suspendida entre luces y sombras, se revela la dulzura y la verdad de su "Virgen entronizada con el Niño y los Santos".
Imperdible
Siguiendo por la nave, en el centro del ábside gótico, aparece el Altar Mayor, auténtico testimonio del gran Misterio de la Fe, porque singular es su origen. Esculpido en la piedra del Monte Alverna, donde San Francisco recibió los estigmas en 1224, fue donado por la ciudad de Florencia el 4 de octubre de 1928, con ocasión de su reapertura al culto. Y entonces, desde la pared lateral, un San Cristóbal grande y mutilado nos observa severamente. Pero no dude en mirarle directamente a los ojos. Según una creencia popular, mirar a la imagen del santo te protegería de la muerte y la desgracia. ¡Pruébelo para creerlo!
Un poco de historia
Larga y compleja es la historia de este templo del siglo XIII, de estilo románico-gótico del valle del Po, que tiene su origen en un pequeño asentamiento franciscano a las afueras de las Murallas. A medida que la comunidad crecía, en terrenos donados por Buon Gherardo da Camino, comenzó la construcción de la iglesia en 1230. A lo largo de los años, sin embargo, se sucederían numerosas ampliaciones y obras de restauración, debido a incendios, guerras y supresiones napoleónicas, que redujeron el templo a almacén y hospital militar, con los espacios interiores abuhardillados, causando graves daños al patrimonio artístico. Hasta 1928, en que la iglesia fue devuelta al culto.
Curiosidad
Al entrar por la puerta lateral, detente a observar un curioso crucifijo pintado en el pilar de tu izquierda: es el resultado de un castigo infligido a un tal Lupo, posadero judío, que fue obligado a pagar su ejecución como castigo por haber servido carne a los cristianos en viernes.
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