Proyecto comunitario Big Bench

Así nació el primer Big Bench, que por su espíritu lúdico se puso a disposición de todo el que quisiera verlo y "subirse" a él. Y ya se sabe cómo van estas cosas, al son de admirarlo y probarlo, otros también quisieron un Big Bench en sus territorios... al fin y al cabo, la necesidad de cambiar de perspectiva y sentirse un poco más libre está bastante extendida. El resto es historia: el Big Bench Community Project (BBCP) se convierte en una organización sin ánimo de lucro que concede a quienes lo solicitan el uso del diseño de los grandes bancos, bien para hacer otros nuevos por toda Italia, bien para utilizarlos en la creación de diversos tipos de productos que se venderán a quienes deseen llevarse un recuerdo del Big Bench visitado. Lo importante es que el Big Bench sea siempre accesible a los visitantes, que se asome a uno de los maravillosos paisajes que nos ofrece nuestro territorio, y que los beneficios de las ventas de los productos relacionados se destinen a apoyar al municipio que lo acoge y a su comunidad.

Big Bench en Prato Nevoso

En la actualidad hay algo menos de 130 Big Benches en Italia , la mayoría concentrados en las Langhe y el norte del país, pero su presencia se extiende cada vez más, incluso más allá de los Alpes. La gente se ha ido aficionando poco a poco a estos gigantes hospitalarios, hasta el punto de que cada vez son más los viajeros que adquieren un pasaporte especial expedido por la BBCP que les permite recoger un sello por cada banco que visitan.

De las Langhe a Apulia

Pero, ¿qué lleva a un particular, a un empresario, a un amante de su territorio, a probar suerte en la construcción de un Big Bench? Michele Capone, abanderado del primer Big Bench de Ap ulia y director local del proyecto, nos lo explica.

Big Bench en la granja educativa Agri Biologica delle Murge

"Dado que estas obras tienen su origen en la región de las Langhe y suelen colocarse entre los viñedos que producen vinos finos, nos pareció natural instalarlo en Gravina, en Apulia, (Grana dat et vina, es decir, ciudad del trigo y el vino). A tanta riqueza añadimos un poco de curiosidad, la apertura de miras adecuada y la imaginación para imaginar cómo podría interactuar el Big Bench con el paisaje, la comunidad local y el turismo, y surgió el amor.

En concreto, la elección del lugar exacto recayó en el Belvedere di Dolcecanto, un lugar donde uno se siente perfectamente integrado en la naturaleza, donde le arrulla el dulce canto de los pájaros y le fascinan las colinas de colores sobre las que ondula un mar de campos de trigo, forraje y legumbres, a menudo jalonados por fascinantes muros de piedra seca.

¿Cuál es el mejor momento para sentarse a admirar el paisaje? Sin duda, el atardecer, cuando los cálidos rayos dorados del sol encienden el trigo y las colinas con tonos cálidos y envolventes... ¡un espectáculo que calienta el corazón!".