SHARRYLAND
Abadía de Monte Sacro
El tiempo, cantero paciente, transforma las grandes obras en obras maestras incomparables
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
La caminata hasta aquí es agotadora, ascendiendo los 874 metros sobre el nivel del mar que hacen del Monte Sacro el pico más alto del Gargano. Afortunadamente, la recompensa que nos espera es digna: antiguas ruinas envueltas y protegidas por la naturaleza. Se trata de la abadía benedictina de la Santísima Trinidad, que desde hace mil años domina serenamente el mar.
Por qué es especial
Quién sabe qué aspecto tendría en su época de esplendor. A juzgar por la complejidad de las estructuras que aún hoy pueden verse, era sin duda un lugar majestuoso, imponente y rico. Hoy, es un lugar impregnado de silencio y recuerdos que resurgen de piedras talladas, arquitectura caída, muros que ya no están adornados con pinturas y frescos, sino con plantas y mechones de hierba, bóvedas que se han derrumbado hasta el suelo para dejar paso al cielo. Un fascinante ejemplo de arquitectura románica interpretada por el Gargano.
Para no perderse
Sería un error subir hasta aquí sólo para ver las ruinas y las vistas. Un error muy grave. Nuestra vida cotidiana está obsesivamente marcada por el paso del tiempo. O más bien por las prisas del tiempo, que huye mientras nosotros tropezamos tras él, sin aliento. Deténgase. Mira estas piedras. Los muros desgarrados, las grietas, todo lo que un día fue una gran abadía y ahora es su recuerdo. Mira todo esto envuelto en la naturaleza. Aquí, el tiempo no es un fugitivo, sino un artista que esculpe con calma, inexorablemente, sus obras, perfeccionándolas continuamente.
Un poco de historia
El Monte Sacro ha sido objeto de culto mucho antes del cristianismo. Entonces se conocía como Monte Dodoneo y estaba dedicado a Júpiter. El deseo de convertir el lugar a la religión cristiana llevó a cambiar su nombre por el de Monte Sacro y a erigir una primera celda para una pequeña comunidad monástica. Ésta fue aumentando su papel en el panorama eclesiástico de la región, hasta independizarse del núcleo de Peschici hacia 1300. Un siglo más tarde, los monjes abandonaron la estructura y comenzó así la lenta y progresiva degradación que aún hoy admiramos.
Curiosidad
Puede sonar extraño decirlo, pero uno de los rasgos distintivos de la situación de esta abadía es su autenticidad: de hecho, no se encuentra ninguna obra de restauración en toda la estructura. Esto significa que todo lo que vemos, aunque ya no esté intacto, es original, fruto de la tecnología y el gusto de la Edad Media del Gargano.
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