SHARRYLAND
Villa Cusani Tittoni Traversi
Cada puerta es una sorpresa, cada habitación es un mundo nuevo, aquí, donde todo sucede
¿Dónde está?
Qué es y dónde está
Visto desde el patio, parece casi un palacio. Una majestuosa puerta de bronce, un patio de honor y, finalmente, la villa. El cuerpo central está enmarcado por las dos alas laterales salientes, coronadas cada una por un tímpano y jalonadas por pilastras con capiteles corintios. Si uno entra y se dirige al otro lado de la villa, queda deslumbrado por los arcos, las columnas y el tímpano de la fachada interior, la que da al jardín. El estilo neoclásico ennoblece y aviva la estructura de lo que fue una villa de recreo que quiso ser digna de un rey.
Por qué es especial
El interior es aún más sorprendente. Parece como si nos hubieran catapultado a una corte europea, con pasillos que se abren a fugas coreografiadas de habitaciones. Sin embargo, lo que nos devuelve al ámbito de una residencia familiar es la inclinación por el juego y la yuxtaposición de estilos. En concreto, una sala neoclásica, una neobarroca, otra neogótica, pasando por una de columnas y otra de inspiración morisca. Con su variedad y belleza, sorprenden y envuelven al visitante, que nunca sabe qué esperar al entrar por una puerta.
Para no perderse
La expresión de la riqueza de sus habitantes no se limitó a los muros de la villa. Incluso el parque es un canto a la belleza y la opulencia. Se abre con una pequeña pila de agua no lejos de la fachada, la Fuente de Neptuno. En el jardín propiamente dicho, aunque hoy de dimensiones muy reducidas, aún es posible reconocer un suntuoso parque romántico de estilo inglés, donde se alternan amplios espacios con zonas arboladas, pequeños arroyos y curiosos elementos arquitectónicos, destinados a conservar recuerdos entrañables o a despertar la fantasía de los visitantes.
Un poco de historia
En 1651, los marqueses Cusani adquirieron la propiedad de un antiguo convento en Desio. Para construir allí su residencia de campo, confiaron en el arquitecto Giuseppe Permarini, el mismo a quien debemos el palacio real de Monza y el teatro de La Scala de Milán. Sin embargo, para saldar algunas deudas, en 1817 los Cusani vendieron la villa al abogado Traversi, quien hizo modificar el edificio a su gusto. En 1900, la villa pasó a manos de la familia Tittoni. La Gran Guerra fue un duro golpe para esta magnífica residencia. Hoy la villa ha renacido gracias a una cuidadosa restauración y se puede disfrutar de ella a través de visitas guiadas y eventos.
Curiosidades
Cuando hablamos de villas pensamos en fabulosos salones de baile, paredes pintadas al fresco, las comodidades de suntuosas habitaciones privadas y parques que parecen auténticos jardines del Edén. Casi nunca tenemos en cuenta la vida rural ligada a ellas. Si los propietarios sólo acudían allí para cambiar de aires con respecto a sus residencias urbanas, los terrenos circundantes eran auténticas granjas. Villa Cusani también nos permite acceder a sus estancias subterráneas, que, a lo largo de los estudios y trabajos de restauración, han arrojado preciosos y curiosos detalles sobre la vidarural de la época.
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