Sabiona/Saeben: la acrópolis del Tirol

No se pierda

Cada uno de los edificios aquí reunidos irradia un encanto especial. Emocionante es el baptisterio paleocristiano del siglo IV en el interior de la iglesia de Nuestra Señora, pero igualmente sorprendentes son la iglesia abacial y, sobre todo, la iglesia sobre el acrocoro, antigua catedral de los obispos de Sabiona y santuario de la Santa Cruz. Magníficos en su interior son el crucifijo del siglo XV de la escuela de Leonardo da Bressanone y los frescos barrocos con escenas de la Pasión de Cristo.

Un poco de historia

La historia de Sabiona es larga y variada. En concreto, entre los siglos III y IV d.C., se desarrolló un pequeño asentamiento rético en la zona media del acantilado donde hoy se alza la iglesia de Nuestra Señora. De esa época datan el sacellum paleocristiano y el baptisterio subterráneo de la primitiva comunidad cristiana. Hacia finales del siglo VI d.C., los primeros obispos de Sabiona se retiraron a la cima de la colina y construyeron la actual iglesia de la Santa Cruz. Habiendo caído en la ruina durante el siglo XVI, el complejo renació en el siglo XVII cuando el deán de Klausen, Matthias von Jenner, hizo construir el actual monasterio benedictino femenino sobre los cimientos del castillo medieval.

Curiosidades

Numerosas leyendas rodean la roca de Sabiona. Sin duda, la más conocida es la del mítico rey rético Ar ostage, quien, 200 años antes de Cristo, habría resistido valientemente la invasión romana, muriendo junto a su bella hija en el enfrentamiento con los invasores. Los asombrosos tesoros del rey Arostage nunca fueron encontrados por los romanos y, a día de hoy, siguen ocultos en los misteriosos recovecos del acantilado de Sabiona y el valle del arroyo Tinne, custodiados por un dragón y la rubia hija del altivo rey de los raecios. Lástima que, históricamente, los romanos no llegaran hasta dos siglos más tarde.