Museo de la carbonera

Para no perderse

Una vez en Borgo Pace, también merece la pena visitar la cercana aldea de Parchiule, siguiendo las huellas de los hornos de carbón vegetal aún presentes. El antiguo pueblo está formado por poco más que un puñado de viviendas de arenisca gris, pero está impregnado de un encanto especial. Aquí se conserva la tradición de producir carbón de forma artesanal y no es raro encontrar, esparcidas por el claro, pirámides de leña aún humeante o cubas excavadas en la tierra para la producción de carbón vegetal. Un paseo interesante, para grandes y pequeños.

Un poco de historia

Érase una vez, cuando el gas no estaba presente en la vida cotidiana, el carbón desempeñaba un papel fundamental. Existía entonces, en las zonas montañosas, la figura del carbonero, cuya función era transformar la madera en carbón vegetal. Era un trabajo agotador para el que los carboneros tenían que estar fuera del pueblo desde la primavera hasta el otoño: cortar leña, transportarla al claro, construir la pila de carbón que había que alimentar y vigilar día y noche. En un saco de carbón había trabajo duro y un profundo conocimiento de la tierra, la naturaleza y sus transformaciones.

Curiosidad

Pier Paolo Zani escribe: "Junto a las bellezas de la naturaleza, a mi objetivo le encanta captar a las personas humildes que en lo más íntimo de su ser conservan la verdadera percepción de la existencia y que aún son capaces de gestos sencillos, llenos de significado, que marcan el sentido del amor por la vida en lo cotidiano. En consecuencia, las imágenes que propongo son también un homenaje obligado a esas personas que han vivido a lo largo de los siglos y nunca han sido "protagonistas"; que, sin embargo, siempre han sabido encontrar la fuerza para renacer de sí mismas."