Nuestra Señora de la Ternura

Qué es y dónde está

Es increíble cómo esta obra consigue condensar tanta dulzura, gracia e intimidad en un espacio reducido. La Virgen de la ternura de Andrea Mantegna puede parecer a primera vista una escultura. Le sorprenderá saber que en realidad es un dibujo sobre pergamino con un fondo pintado al temple. Casi como para sellar de una vez por todas el vínculo madre-hijo, Mantegna traza a pluma estas dos figuras que, silueteadas contra los colores de las ruinas del fondo, parecen hechas de puro mármol.

Por qué es especial

Estamos acostumbrados a ver pinturas o esculturas que representan a la Virgen con el Niño, del mismo modo que también reconocemos los trampantojos arquitectónicos con los que a veces nos topamos, pero creo que es realmente difícil afirmar haber visto un artificio semejante en otro lugar. La naturalidad con la que la monocromía de las dos figuras humanas se desprende del fondo tiene algo de mágico e inesperado. El fondo, por notable que sea, sólo actúa como un contorno, y casi se desvanece de nuestra vista, toda concentrada en ese dibujo que tiene la fuerza y la presencia de una estatua, pero una estatua tan bella y realista que uno se sentaría a mirarla durante horas, convencido de que tarde o temprano captará su movimiento.