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La catedral de Piacenza, de la cúpula a la cripta
Uno de los edificios medievales más bellos del valle del Po, rico en frescos y curiosidades
¿Dónde está?
¿Qué es y dónde está la Catedral de Santa María y Santa Giustina?
Lacatedral de Piacenza se alza en una hermosa plaza arbolada, la Piazza Duomo, con su fachada románica caracterizada por sus tres altísimos próceres, sostenidos por telamones de aspecto fatigado o leones estilizados, las elegantes logias y el rosetón. La parte inferior es de precioso mármol rosa de Verona, la superior de arenisca dorada. Los lunetos contienen notables bajorrelieves de la vida de Cristo, atribuidos a Wiligelmo o Niccolò. Pero es la vista lateral la que nos da una idea de la historia de la catedral, con la parte de arenisca reconstruida tras el terremoto de 1117 y la parte gótica de ladrillo que data de finales del siglo XIII.
Por qué es especial: qué ver en el interior de la catedral
El interior es majestuoso. En forma de cruz latina, dividido en tres naves, incluido el crucero, está sostenido por robustos pilares coronados por magníficos capiteles; la cúpula, en la intersección de la nave y el crucero fue comenzada por Morazzone, y a su muerte fue terminada por el artista más de moda de la época, Guercino. Emocionante, para quien pueda afrontarlo, es la subida de los 135 escalones hasta la galería de las mujeres, desde la que se pueden admirar de cerca los frescos. También es hermoso el políptico dorado sobre el altar, obra de principios del siglo XV.
Visita obligada: la cripta y las reliquias de Santa Justina
No hay que perderse la cripta , la parte más antigua del edificio, con sus 108 columnas rematadas por capiteles arcaicos, cada una diferente. Alberga las reliquias de Santa Justina, a quien estaba dedicada la antigua iglesia destruida por el terremoto.
Curiosidad: conocer las Corporaciones Medievales de Piacenza
Antes de partir, vaya en busca de una curiosidad realmente sabrosa: los azulejos que ilustran las profesiones de los Paratici o Corporaciones Medievales de Piacenza. La construcción de las catedrales siempre ha sido una operación colectiva y muy costosa, y quienes contribuían eran honrados con estos azulejos dedicatorios. Hay zapateros, vendedores de paños, carreteros, panaderos, todos ellos retratados en sus actividades cotidianas. También hay curtidores, pero su contribución debió de ser modesta, ya que su azulejo sólo muestra una piel extendida para que se seque.
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