Civitella del Tronto y su fortaleza

Para no perderse

Si entra en la fortaleza, no puede dejar de visitar cada uno de sus rincones: las cocinas, los antiguos hornos, las ruinas de las cámaras, los baños, las prisiones, las dependencias de los oficiales y gobernadores, la iglesia de San Giacomo, el museo de armas. Sin embargo, la experiencia más sugestiva la vivirás cuando mires a tu alrededor, fuera de los muros de la fortaleza, porque te darás cuenta de que estás en el "tejado teramano".

Un poco de historia

La primera noticia histórica cierta de la ciudad se remonta al año 1001, cuando el nombre de Tibitella aparece en un acta notarial. Era una ciudad fortificada, ya que debía protegerse de las constantes incursiones de húngaros y sarracenos. En el siglo XIII, tras un conflicto con Ascoli Piceno, el Papa Alejandro IV salvó a los habitantes de Civitella y ordenó la fortificación de la ciudad. Más tarde, Carlos de Anjou se dio cuenta de la importancia estratégica de la ciudad, que, con el paso de los siglos, tras continuas fortificaciones, se hizo casi inexpugnable. De hecho, en 1557 fue asediada por el duque francés de Guisa, general de Enrique II, que, aunque feroz y violento, no logró conquistar la ciudad, hasta el punto de que en mayo de ese mismo año levantó el asedio y se retiró a Ancona.

Curiosidades

Además de ser uno de los pueblos más bellos de Italia, Civitella ostenta otro récord, el de la "Ruetta d'Italia, la carretera más estrecha", con placa oficial.